Remember Sarajevo

Esta imágen recoge el aspecto de la Biblioteca de Sarajevo después de ser quemada por los serbios durante la Guerra de la ex-Yugoslavia, en el año 91.

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Tres días estuvo ardiendo la biblioteca. El agua no llevaba presión suficiente como para que las mangueras de los bomberos pudieran hacer gran cosa. Básicamente se echaban cubos de agua y se aguardaba a que se consumieran los miles de volúmenes almacenados en un edificio de estilo neomudejar al que los madrileños inmediatamente encontrarían parecido con la plaza de toros de Las Ventas.

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Eduardo Sotillo en ABC desgrana mejor que yo los detalles de aquel horror en el corazón de Europa, aunque nunca podré olvidar aquella noche en que las noticias nos trajeron las imágenes de la biblioteca ardiendo, con los libros en llamas saltando como bombas incendiarias a través de los cristales de las ventanas.

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Mi madre y yo nos mirábamos horrorizados y no podíamos evitar recordar a Guillermo de Baskerville en "El nombre de la rosa". Sean Connery tratando de salvar tod lo que pudiera coger y sacarlo de aquel infierno en el que, como siempre que arde una biblioteca, no eran sólo libros, no era sólo papel lo que se consumía. Cual trasunto tristemente real de lo imaginado por Ray Bradbury en "Fahrenheit 451", los serbios acababan con la cultura de los bosnios como si no hubiésemos aprendido nada desde Alejandría.

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Los célebres francotiradores serbios, apostados en las colinas en torno a Sarajevo, no dudaban en disparar a todos cuantos se acercaban al dantesco escenario a salvar algún volúmen. Murió gente por tratar de evitar que se quemaran unos libros.

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Hoy se manifiestan decenas de miles de serbios en Belgrado bajo el lema "Kosovo es Serbia". De momento todo es pacífico. Espero y deseo que siga así. Pero si yo fuera kosovar empezaría a pensar en empaquetar mis libros.

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EDITO: Dos horas han pasado, sólo dos horas desde que escribí esas líneas de arriba. Ahora mismo la embajada USA en Serbia está ardiendo por la acción de los "pacíficos" manifestantes de Belgrado. Nuestra embajada no corre peligro porque los serbios agradecen a España que no haya reconocido la declaración unilateral de independencia de Kosovo. Pero yo empezaría a poner a remojar algunas barbas. Triste, muy triste.