21.3.12

El perro al que la primavera sorprendió en plena nevada

(Basado en una historia real. Dedicado a mi compañero Fernando. Imagen: Vivir con Mascotas) 

El locutor en la radio del coche se empeñaba en anunciar la llegada de la primavera, que había entrado astronómicamente unas horas antes, esa misma madrugada, pero este año y a pesar del buen tiempo de las semanas anteriores y del mismo fin de semana con puente del Día del Padre incluido, era totalmente atípica.
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Tan atípica que medio país estaba aterido de frío y en muchas partes del mismo un manto de nieve se extendía por campos y ciudades acompañado de cortes de carreteras y avisos de obligatoriedad de uso de cadenas.
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Era por tanto un martes primaveral con temperaturas cercanas al cero, ventisca, lluvia, "un estar desapacible, oiga usted", como le dijo el operario en la gasolinera del pueblo perdido en medio del campo en el que esa mañana tenía que cumplir su trabajo el protagonista humano de nuestra historia.
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Su cliente tenía una casa, esa casa estaba alquilada a unos inmigrantes, esos inmigrantes se habían quedado sin trabajo, ese paro había mermado sus ingresos y esa falta de pago había terminado en pleito, y a eso se dedicaba, a representar los intereses de sus clientes. En este caso alguien con una casa en el pueblo, en mitad del campo, que por no dejar perder había preferido alquilar a un precio irrisorio al que la sonrisa se le quedó helada con la crisis y el paro.
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No hubo arreglo, los "alquilinos", como decían en aquel pueblo, no querían marcharse pero tampoco podían pagar, y el propietario de la casa estaba dispuesto a rebajar el precio del alquiler, pero no a hospedar gratis a nadie, así que finalmente y al cabo de sus buenos meses, por aquello de la Justicia, que es ciega y debe ir tanteando el camino, esto es, sin prisa, concluyó que aquí lanzamiento y después gloria.
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La mañana era tan fría como sólo una primavera de papel, de papel de calendario, puede serlo. Para llegar allí habían pasado bordeando los primeros copos de nieve que comenzaban a cuajar en la falda de la cercana montaña. Y allí estaban en medio del campo, rodeados de tierra y humedad, refugiados de la ventisca y la lluvia bajo una techambre (techumbre + cochambre) la media docena de ocupantes de la casa, los dos funcionarios judiciales, el cerrajero que procedería al cambio de la cerradura de la vivienda, los dos mozos de la empresa de mudanzas que se llevarían todos los enseres y el procurador.
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Y un perrucho.
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Mientras los hombres perfilaban los asuntos del foro y cumplimentaban formalismos, todo perfectamente orquestado, el perrucho permaneció tumbado, con las orejas gachas, mirando con ojillos resignados los movimientos que se sucedían a su alrededor.
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Los funcionarios conminaban a los ocupantes de la vivienda a recoger sus pertenencias y marcharse. Estos protestaban con poca fuerza, la convicción ya vencida y con el destino cargando su peso sobre sus derrotados hombros. Hatos miserables se apretaban en el maletero de un utilitario huido probablemente de algún plan Renove y los dos mozos de la empresa de mudanza luchaban porque cuatro muebles desvencijados no se les cayeran de las manos, mojados como estaban por la lluvia que les atacaba en el breve trayecto de la puerta al furgón.
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No se distinguía el confín de la llanura debido a la húmeda cortina que se densificaba en la distancia, pero los huesos dolían (hay que joderse con esta primavera) y el frío se atenazaba mientras algo en el interior le decía al procurador que no entraría en calor en todo el día.
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A veces una pregunta casual puede desencadenar una serie de efectos imprevistos cuando ya todo parece concluido, y es lo que sucedió.
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El cerrajero daba por concluido su trabajo ultimando la instalación de la nueva cerradura, los mozos de la mudanza procedían a asegurar la carga antes de cerrar la puerta del furgón. Los ex-habitantes de la casa firmaban los últimos papeles y los funcionarios les facilitaban sus copias de los oficios.
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El procurador supervisaba que la casa de su cliente recuperaba la tranquilidad de la soledad ocupacional conforme a Derecho pero no dejaba de dirigir miradas de soslayo al perrucho, que apartado de todo y como si querer inmiscuirse, tampoco pedía detalle con la única actividad del movimiento de sus ojillos.
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En ningún momento había demostrado el animal inquietud, temor, intranquilildad u hostilidad.
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-Oiga, ¿les va a caber el perro en el coche? ─preguntó uno de los funcionarios.
-No, el perro no nos lo llevamos, al piso en el que nos vamos a meter no podemos llevarlo. ─replicó uno de los ex-habitantes de la casa.
-Pues aquí no lo pueden dejar.
-Pues con nosotros no nos lo vamos a llevar.
-Pues habrá que llamar a la perrera.
-Pues lo que usted vea.
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Los funcionarios se miraron brevemente, uno de ellos se encogió de hombros, el otro sacó el móvil, buscó un número, lo marcó y dio una breve explicación.
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Terminaron de recogerlo todo, la casa quedó cerrada, los papeles firmados, los coches a punto de partir. Entre la lluvia surgió el ruido de un motor. Una pequeña furgoneta blanca se aproximaba por el camino, en medio de aquel campo perdido hasta llegar junto a la casa. Aparcó. En el lateral se veía un escudo de la Administración.
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Antes de que el conductor abriese la puerta el perrucho alzó la cabeza en un movimiento urgente y fijó sus ojos en el coche. Las orejas enhiestas, el cuerpo tenso aunque sin variar la postura en la que estaba tumbado.
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El conductor del vehículo de la perrera descendió portando una carpetilla y un bastón con un lazo en el extremo. El perrucho comenzó a emitir un aullido lastimero, agudo pero apagado, de tonos cortos. Pareció encogerse sobre sí mismo mientras hundía la cabeza entre las patas delanteras, pegándola al suelo, con las orejas gachas y la tristeza asomándose a sus ojillos.
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El funcionario de la perrera, efectivo, expeditivo, profesional, no miró en ningún momento al animal, se dirigió a los funcionarios saludando con animosidad y estrechándoles la mano derecha mientras con la izquierda sujetaba la carpetilla y el bastón con el lazo.
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Como si la cosa no fuera con él tendió la carpetilla a uno de los funcionarios judiciales para que rellenase unos datos y fue variando su posición hasta quedar cercano al perrucho. Se metió una mano en el bolsillo y sacó algo que  le mostró (sin dirigir su mirada al animal) agitándolo levemente.
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El perrucho bajó el tono de sus sonidos hasta lograr un gemido resignado.
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-Mira, bonito, mira... venga, cógelo, es para ti. ─se dirigió con amabilidad el funcionario de la perrera.
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El animal seguía gimiendo. El funcionario de la perrera se agachó un poco, dejó el pequeño trozo de salchicha que llevaba en la mano en el suelo y lo empujó rodando sobre el suelo salpicado de lluvia hacia el perrucho, que ni se inmutó.
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Maniobró un poco con el bastón empujando la salchicha hasta dejarla a un par de palmos del morro tembloroso del animal pero ni por esas. Con suavidad pero con firmeza aprovechó la proximidad del bastón y la cabeza del perro para hacer presa, lo que consiguió con facilidad. El perrucho ni se inmutó. Su resignación era completa.
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El hombre se acercó, y le acarició la cabeza con su manaza.
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-Venga, cómete la salchicha, hombre. ─le invitó. Ni caso.
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-Tú mismo.
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Dio un tirón del bastón y el perro mansamante se levantó, con la cabeza gacha, el rabo huido entre las patas.  El funcionario de la perrera recuperó la carpetilla de manos de uno de los funcionarios judiciales, se despidió y se dirigió a la furgonetilla, en cuya parte trasera introdujo al perrucho.
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Después se sentó al volante y se marchó pisando charcos bajo la lluvia.
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El camión de mudanzas se alejó, tras él, los funcionarios entraron en el taxi que les esperaba y se marcharon, los inmigrantes cerraron las puertas de un coche tan cargado que casi no dejaba espacio para que los charcos le salpicaran los bajos y se perdieron por el camino bajo la lluvia. El cerrajero montó en su furgoneta y cerró la comitiva.
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El procurador se quedó mirando el suelo. En concreto un hueco de suelo seco en medio de la humedad de la pequeña placeta junto a la fachada de la casa. El hueco que ocupaba el perrucho. A su alrededor las salpicaduras de la lluvia y las gotas que se filtraban por el precario porche que les daba cobijo habían dejado el suelo teñido de oscuro, pero un pequeño rincón permanecía seco. Aquel que había ocupado el perrucho tumbado hasta hacía pocos minutos.
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Volvió a pensar que ese día sería incapaz de quitarse el frío del cuerpo.

16.3.12

Cine para emprendedores: "Invictus"


Este viernes 16 de marzo a partir de las 16:45 en la Filmoteca Regional Francisco Rabal de Murcia capital arranca el ciclo de Cine Emprendedor, organizado por AJE Murcia (Asociación de Jóvenes Empresarios).
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Comprender las circunstancias adversas, saber encontrar la motivación y vehiculizar el liderazgo son algunas de las enseñanzas que la película "Invictus", dirigida por Clint Eastwood, nos puede proporcionar, y esta tarde presentaré la proyección en Versión Original Subtitulada de esta cinta tras la que moderaré una charla-coloquio auspiciada por Andrés Romero, presidente de AJE Murcia y en la que intervendrá Felipe Coello, entrenador de baloncesto del CB Murcia, al que ayudó en tres ocasiones a ascender a la ACB, nos aportará sus conocimientos y reflexiones sobre estas cuestiones tan importantes para los jóvenes empresarios y los emprendedores que se enfrentan a un entorno hostil, unas circunstancias complicadas y un desánimo en ocasiones fatal para salir adelante.
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A la luz de los sucesos reales que inspiraron la película trataremos de extraer aportes que nos puedan servir tanto a profesionales como a individuos a superar los avatares cotidianos y laborales. Recordemos que en "Invictus" se recoge el intento de Nelson Mandela, recién elegido presidente de Suráfrica, de unir a un país dividido, recién salido del apartheid, en torno a un evento deportivo, la celebración del Mundial de Rugby, para que una población mayoritariamente negra apoyase y sintiese como propia una selección nacional compuesta casi exclusivamente de blancos.
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Esa motivación, ese convencimiento de estar en la dirección adecuada a pesar de tenerlo todo en contra, esa determinación a conseguir lo correcto es lo que nos transmite la película y la materia en la que pretendemos ahondar esta tarde.
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Os invito a conocer los detalles del evento desde la propia página web de AJE Murcia y espero que nos acompañéis esta tarde.

8.3.12

"El dildo sagrado" en el Cine-Club Pruden/Espacio K


Con una interesantísima programación, además de otras actividades no estrictamente relacionadas con la proyección de películas, ha comenzado su andadura en Murcia el Cine-Club Pruden, dentro del Espacio K.
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Para los que no tuvisteis la oportunidad de descubrir el primer largometraje del joven y prometedor realizador murciano Joaquín Regadera hoy puede ser el momento de asistir a la proyección que tendrá lugar en el citado Espacio K de su película "El dildo sagrado", en la que tuve el place de participar encarnando a Alberto, el hermano manipulador del protagonista.

Los que siguieran con frecuencia mi blog en su momento ya tendrían noticia del pase previo de la película, que tuvo lugar un ya lejano 2008 (cómo pasa el tiempo), del estreno mundial en la Escuela Superior de Arte Dramático de Murcia o la proyección que tuvo lugar en el Centro Párraga dentro de aquella deliciosa iniciativa del Balconeisson.
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Si se os escapó "El dildo sagrado" esta tarde tenéis la oportunidad de acudir al Cine-Club Pruden en el Espacio K a partir de las 21:00 y disfrutar con esta singular ópera prima. Os espero allí.

3.3.12

Cubriendo informativamente el Salón Erótico de Levante


Se celebra este fin de semana en IFEPA, la feria de Torre Pacheco, el primer Salón Erótico de Levante (ojito al nombre).
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Escenarios con actuaciones eróticas (y algunas un poquito más fuertes, de esas que salpican y todo), expositores con juguetería erótica, complementos para la pareja, exposiciones artísticas y mesas redondas, entre ellas una el domingo a las 18:00 en la que participaré como invitado para tratar de aproximarnos a la cuestión de si el cine x es cuestión de género.
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Cubriré el evento para Onda Regional de Murcia y Onda Cero, emisora presente además gracias a que Julián Vigara, conductor del programa diario "Murcia en la Onda" también participará en la mencionada mesa redonda.
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Pero especialmente estaré en el Salón Erótico de Levante para dar buena cuenta en Gizmodo de las novedades tecnológicas que encuentre por allí. Esta tarde ya he tenido oportunidad de echar un primer vistazo a los recovecos del SEL para descubrir sus secretos, inspirado en la picardía de alguno de los asistentes.