Acompañados del ya Caballero Satanásico Soki, investido como tal por el tradicional método de la ósmosis inversa, emprendemos una nueva singladura más por estas tierras murcianas tan queridas por nosotros. Para la ocasión nos acompañó Mamenawer, que algún día escribirá un concienzudo análisis del comfort del pasajero satanásico, pues probó los tres asientos de las monturas, aunque creo que ganó por goleada el de la Honda GoldWing 1500 de un servidor.
En dirección Santomera giramos hacia La Garapacha y tras los infructuosos intentos de encontrar el camino hacia la cumbre de la Sierra de la Pila, susurrar a los caballos, y atravesar media docena de veces el mismo sitio de un lado para otro al fin nos dirigimos a las famosas tierras rojas, extraordinaria exhibición geomorfológica de diversos estratos, capas, materiales y formaciones absolutamente desconocidas en naturaleza y composición para mí.
Tras el consabido aperitivo en el Cuatro Esquinas de Blanca y deleitarnos con sus calamares a la romana, sus caballitos y la beldad de las mozas que venían en bikini de refrescar sus lozanos cuerpos en las cercanas aguas del Segura, tuvimos el honor de perdernos por la huerta del valle de Ricote en una hábil maniobra de nuestro Road Leader, el Consejero Satanásico Prández, encaminada a inculcarnos el sentido de la orientación, del sacrificio y de la paciencia. La recompensa fue el placer de estrenar un tramo de carretera inmaculado, virgen cual nubil colegiala, recién asfaltado, sin pintar ni señalizar, por lo que entendimos que no había límite de velocidad.
Nos apretamos una comidica "epesiaaaaá" en Los Baños de Mula, granizado de limón PERFECTO en Mula, con los puntos justos de temperatura, consistencia del hielo, acidez y dulzura y tuvimos tiempo para pasar por el escenario de la peli de Quentin Tarantino y Robert Rodriguez, el bar de "Abierto hasta el amanecer", como atestigua la foto del Caballero osmótico Satanásico Soki, que se le ve muy chulo pero no se atrevió a entrar al bar.
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