Ha muerto Paco Umbral.
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En El Mundo, el periódico cuya última página acogía su columna diaria desde hace años, hablan de él como Maestro de Periodistas, y uno, en su humilde afán por interesarse casi enfermizamente por esa profesión y como frecuente lector de sus palabras, no puede sino reconocer que a pesar de que sus novelas suelen aburrirme, su prosa periodística me tiene totalmente entregado, hechizado y rendido de admiración.
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Leer las columnas de Umbral no era simplemente ponerse al día de lo que pasa, contemplar su particular interpretación de la realidad que nos rodea o deleitarse con su insuperable manera de jugar con el vocabulario, inventándose si era necesario formas nuevas de usarlo o términos instrumentales que eran gozosos hallazgos. Leer a diario a Umbral era entrar en un mundo aparte, era compartir una mirada escéptica, quizá por su galopante miopía, distanciada pero no distante, tierna a veces, escéptica pero siempre hipnótica. Realmente podríamos hablar de magia, pues sus palabras eran como hechizos que encerraban la verdad y la reflexión contundente del desapego.
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Recuerdo en aquellos tiempos brumosos y grises del GAL, cuando la polémica era si en un informe el apunte manuscrito "Pte. para el viernes" quería decir "pendiente" o "presidente" (esto último habría implicado en la trama a Felipe González) que Umbral no se molestó en profundos debates ni sesudas conclusiones, simplemente cuando se refería en sus columnas al Presidente del Gobierno pasó a denominarle "Glez.". Nunca tan poco texto ha encerrado una toma de postura, un editorial periodístico o un manifiesto político más contundente. Y eso lo consiguió Paco Umbral con cuatro letras y un punto.
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Hoy ha sido el punto final para este grande de nuestras letras, para este autor de la columna final de su periódico ha llegado la última página y muchos, que ya nos asustamos hace unos meses con su ausencia temporal por enfermedad y nos temimos lo peor, sabedores de su frágil salud, le vamos a echar de menos de manera inconsolable. A pesar de su acritud ocasional o de esos momentos humanos que al final calan en el populacho como su célebre berrinche en el programa de televisión de Mercedes Milá porque él "había ido allí a hablar de su libro".
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Hoy Paco Umbral estará en el Olimpo de los Maestros de las Letras y con su voz profunda como trueno de tormenta anunciará al Zeus del negro sobre blanco que "he venido a hablar de mi libro" y muchos desearíamos poder leer las crónicas que desde hoy escribirá sobre sus experiencias en el Más Allá.
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Hasta siempre, Maestro, y gracias por tus palabras.
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