4.2.09

Camisas


Durante los últimos meses no he sido muy de ponerme camisas.
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Y eso que tengo en mi dormitorio dos armarios, y entre las de invierno y las de verano (estas poquitas, prefiero los polos... sí, los de helado también) superan las 50. Pero, sinceramente, plancharlas es un absoluto fastidio.
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De todas las tareas domésticas las dos que más pereza me dan son limpiar los baños y la cocina y planchar las camisas. Lo primero lo soluciono en parte siendo extremadamente cuidadoso al usar los baños. Por aquello de que no es más limpio quien más limpia sino quien menos ensucia. Persigo casi cada gota de agua que sale del lavabo o la ducha y procuro que al afeitarme o repasarme la perilla los pelos caigan en el lavabo y no se vayan por ahí de exploración.
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La cocina, sencillamente y con la vida que llevamos algunos hoy día, la uso prácticamente de sala de paso hacia el lavadero, donde pongo lavadoras y secadoras (esto me encanta) y le echo de comer a los gatos. Tengo un frigorífero (me encanta esta palabra italiana) con abundante provisión de vino fresco (algún día escribiré sobre esto), Estrella de Levante y Alhambra 1925 (esta para los amigos, yo no bebo) y Bayleys y Bacardi Breezer (para las amigas). El congelador está repleto de comida que ocasionalmente sale de su hibernación si me pilla en casa la hora de comer, que suele ser de pascuas a ramos.
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Pero, ¡amigo! con la plancha y las camisas hay pocos trucos que valgan. Con las camisetas hace tiempo que aprendía a sacudirlas bien antes de tenderlas y como hacer esto último de manera que no se arruguen, y entre eso y que tengo una magnífica lavadora de esas clase energética A con centrifugado a más de 1.000 rpm el resultado es casi perfecto y de hecho hace años que no plancho una camiseta. Algunas, incluso, después de estar meses guardadas en el cajón, llegan a adquirir consistencia en los plieges del doblez de la pechera y en alguna ocasión he tenido que pasarle la plancha... ¡para que no pareciera que me la habían planchado con dos rayas en el pecho, como si fuera la camisa de los domingos!
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Sí, lo sé, me estoy enrollando demasiado... pero es que hasta me da pereza ponerme a hablar del planchado de las camisas. Lo cierto es que como soy para algunas cosas tan perfeccionista y meticuloso, me doy una maña planchando camisas que no es normal. Y además tampoco tardo demasiado, unos 5/7 minutos por camisa, que me tengo yo estas cosas muy cronometradas. Y como las plancho primero del revés y luego del derecho se quedan absolutamente perfectas.
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Pero es un coñazo ponerse a plancharlas.
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No sé con precisión que serie de acontecimientos o reflexiones me ha llevado a proponerme volver a vestirme con camisa a diario y dejar una temporada los jerseys, camisetas y polos de manga larga, temporada que se alargará ya hasta el año que viene porque en cuanto nos descuidemos empieza a hacer calor otra vez y hay que volver a la manga corta. Dejaré este vestuario aún más informal para fines de semana de haraganear y esas cosas. Teniendo tantísimas camisas es una pena no sacarlas del armario de vez en cuando, que ellas también tienen derecho a salir del armario aunque son muy masculinas, que me las conozco yo.
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Ahora la lucha se centrará en dos aspectos: reorganizar mis armarios para que tengan espacio suficiente y no se arruguen de estar ahí apretujadas como piojos en costura... y otra apañarme en casa un pseudo cuarto de la plancha.
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Porque, digamoslo ya, lo que yo necesito para motivarme a planchar camisas más a menudo es un cuarto de la plancha en condiciones, y no la minibarra de mi cocina, que es muy práctica pero luego no tengo donde ir colgando las camisas. 
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Y el segundo aspecto es más de índole ambiental... de crear ambiente, digo. Se me ha ocurrido que para amenizar el planchado y para sentirme más como un hombrecico de mi casa, me voy a poner el portátil con alguna peli/serie/documental o similar para hacer más amena la tarea. Quizá un día hasta me atreva y me ponga a ver mientras plancho "El diario de Patricia". Ya os iré teniendo al corriente.

7 comentarios:

nostromo dijo...

madre del amor hermoso qué post, te has marcado, sobre camisas y planchado de las idem.

Wunderkammer dijo...

Está usted hecho todo un señor de su casa. Qué orden, qué organización. Que más quisiera yo ser así.
Un saludico.

Tigretón dijo...

Es lo que tiene la independencia. Yo estoy pensando estos días convertirme en "estado libre asociado": Independencia a todos los efectos, pero dejar algunas tareas domésticas como alguna comida en "tupperware" (o como se escriba), para llevar, y algún lavado o planchado, a mi señora madre (un amigo de mi hermana está así). Es sólo un "plan", y habrá que pensarlo.

Pero lo tuyo es una lección, sí señor. Y en cuanto a orden y organización, te admiro, no hay más que ver sus colecciones de móviles o las de comics...

Y esa cervecica... A ver si me invitas a una (ó dos, ya puestos)

madog dijo...

Donde he oído yo esta historia antes y casi con las mismas palabras?

Pero aún así?
Yo creía que a estas alturas ya estaban más que planchadas, puestas, lavadas y vueltas a planchar. Ah no!, perdón, que tener tantas camisas te permitía ponerte una cada día y dejar lo de la plancha para otra temporada.

Oye bonito... que con lo bien que planchas, avisa el día que te pongas en faena que yo seguro tengo algo que planchar, y ya puesto, que más da algo más...;-)

Ramón Monedero dijo...

Yo también he estado evitando las camisas desde diciembre. feliz y contento que vivía yo sin pasar factura a la temible plancha pero como tu, ahora... las camisas empiezan a imponerse. Y en este tema, yo más que tu Antonio, soy un absoluto desastre planchando camisas. Me he podido tirar un cuarto de hora con una camisa que cuando me la pongo..., nada, un pliegue, una arrugilla, que se me ha pasado planchar esta zona o aquella...
Macho no puedo... En pleno siglo XXI y no hay planchadoras automáticas domésticas!!??

Antonio Rentero dijo...

Y no os he contado lo mejor... tanta gaita con el planchado de camisas, y es llegar al despacho por la mañana y ya está la camisa hecha un desastre... ir en moto y llevar chaqueta de ídem es lo que tiene :-(

Nostromo, te animo a que cuentes tú tb tus experiencias domésticas... sin ir más lejos la reciente y pequeña reforma del hogar ;-)

Wunderk, por desgracia no hago ni la mitad de lo que me gustaría :-(

Tigre, no me puedo "de creer" que estés planteándote la autodeterminación... pero ¿va a haber referéndum? Te veo como a Ibarretxe... y las cervezas cuando quieras, este sábado mismo, por la mañana tengo que ir a La Manga a hacer unas cosas allí en la casa pero por la tarde de momento no tengo planes, te pego un toque y además de a las cervezas te invito a una sesión de cine doméstico con el proyector y hablamos tranquilamente de tus planes secesionistas.

Madog, ya sabes que tardo más o menos pero al final hago lo que planeo. Me falta la mitad de camisas por planchar y dejar en perfecto orden de revista y entonces podré hacer lo que dices, a 5/6 camisas por semana (algún día hay que dejar a la informalidad indumentaria) me puedo estar hasta mayo sin tener que volver a planchar una camisa... justo cuando empieza el calor y cambiamos el vestuario por camisetas y polos de manga corta, que esos se planchan en la cuerda de la ropa :-)

Sobre la ampliación del servicio de plancha... de momento no entra en mis planes. Vamos, no a encargos ajenos, sino incluso a los propios. Me he autoimpuesto numerus clausus a la ropa a planchar. Encima se me ha roto la plancha buena :-(

Ramón, siempre se escapa algo. Yo sin ir más lejos me he descubierto esta semana (pero a media mañana, cuando ya no hay remedio) que la camisa venía con una manchita rebelde en un rincón que no salió en el lavado... ahora hay que acordarse de echarle KH7 antes de volver a lavarla...

Ay, señoritooooo (pronúnciese con tono de voz de Gracita Morales).

Athena dijo...

Yo me he apuntado hoy a un grupo de Facebook llamado "Odio planchar ropa", qué casualidad. Gracias a Dios, mahn suele plancharse sus camisas, pero a veces me pego unas palizas que... y lo más gracioso es que, en invierno sobre todo, no hay nada mío para planchar. Eso sí que me fastidia. Pero mahn se las arregla y se da su maña, je, je.