25.2.09

Aniaciclo regaderiensis


Ania circula por la vida con una sonrisa deslumbrante y feliz y unos ojos de sonrisa fresca.
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Ania riega sus plantas con la regadera que acaba de comprar y que deja encadenada a su bicicleta para que ningún amigo de lo ajeno se lleve la tubería del gas ciudad que trepa por la fachada de un viejo edificio del centro.
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Ania tiene en su voz la música exótica de quien viene de más allá de la Venta del Olivo e incluso de más allá de los Pirineos. Cubre su pelo con un gorro de lana del que escapa una trenza rubia.
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Ana es tan simpática que me deja enseñaros su bici, su regadera y mis impresiones sin saber nada más que mi nombre. 

3 comentarios:

il.wey dijo...

Y Ania está chingable??

Antonio Rentero dijo...

Güey, un respeto...

Y sí, es muy mona.

LOLA GRACIA dijo...

Genial...esa bici, esa regadera, esa ana.