5.5.08

La medida de la fama


Ser una celebridad reconocida universalmente pasaba antes por ganar batallas, conquistar imperios, descubrir ignotos territorios, inventar artilugios, vender millones de discos, arrastrar a centenares de millones de espectadores al cine.
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El status de estrella se consolidaba cuando te recibía el rey o el presidente, se te concedían menciones honoríficas, un premio llevaba tu nombre, se te dedicaba una calle o una plaza o bautizaban a los niños con tu nombre. Ahora todo eso ha cambiado. La medida de la fama es que aparezcas en "Los Simpson".
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Y eso es lo que ocurrió anoche en USA con mi gurú cinematográfico favorito, Harry Knowles, alma mater de la imprescindible web Ain´t it cool news, que hace más de una década que visito prácticamente a diario y que jamás me ha defraudado. Harry, de quien ya he hablado en alguna ocasión, goza, además de una pasión inabarcable por el séptimo arte y de un físico particular, de un espíritu freak imbatible, de un sentido del humor envidiable y de una multirreferencialidad discursiva y vital apabullante.
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Al mismo tiempo que lograba convertirse por derecho propio y llevado únicamente de su desmedido amor por el cine en guía y cómplice de los aficionados, se ha labrado una carrera sólida e indiscutible en la crítica y crónica cinematográfica USA hasta el punto de encontrar citas suyas en la publicidad de algunos grandes estrenos. Y le faltaba el último toque.
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Se dice que el personaje de Hugo Reyes (Hurley) de la serie "Perdidos" es una "vendetta" de J.J. Abrams por una crítica desfavorable que le dirigió Knowles. También se comentaba que el personaje del dueño de la tienda de comics de "Los Simpson" estaba inspirado en él (además del físico y el frikismo, Harry creció en la tienda de comics de sus padres). Si bien esto último parece más improbable, pues el personaje de dibujos animados es anterior a la eclosión de la fama de Knowles, sí que podríamos confirmar que la realidad imita al arte y que éste no tiene más remedio que rendirse en homenaje a la misma.
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De esta forma en el episodio de este fin de semana en USA de "Los Simpson" el dueño de la tienda de comics aparecía escribiendo en su propio blog y en homenaje a Harry Knowles y su mencionada web "Ain´t it cool news" dicho blog se titulaba "Ain´t I fat news".
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Harry, enhorabuena.

4 comentarios:

sushi de anguila dijo...

Algún día te sacan a ti con todo merecimiento en un capítulo de los Simpsons, ya verás...la duda es si te llamrán Anthony Rentins o vaya usted a saber cómo, mister.

Cambiando de tema, ya que Bryan y tú preferís a las maduritas, espero que compartas generosamente conmigo las raciones de treintañeras que la vida ha puesto en esta planeta para tu deleite y goce carnal...Yo, por el momento, te cedo gustoso a mis cuarentonas...

Antonio Rentero dijo...

Matt Groening te oiga, querido Sushi, y si me saca, que me ponga el nombre que quiera, no vamos a ser pejiguera con esas menudencias.

Sobre el reparto... de "mis" treintañeras frisando la cuarentena y de alguna treintañera temprana allá tú, luego no digas que no te advertí.

Hay más incidencia entre las veinteañeras, de todas formas, que casi te las recomiendo más, "que lo sepas"...

Y ya si son como la de 18 recién cumplidicos que conocí en la boda de esta sábado en Corusalacant...

Lo malo es que a pesar de la carita de porcelana, el trasero imponente, el escote vertiginoso y la delicada lencería de color lila claro que se vislumbraba son demasiado esfuerzo, fue verla sentarse espatarrá y decir "máma, hay coquretas" (sí, con acento en la primera A y como quiera que se escriba lo segundo) y enseguida aparté la mirada y pensé "vale, ¿siguiente para madre de mis hijos?".

Está la cosa muy mala, que dice nuestro gran Ángel.

sushi de anguila dijo...

Mala no, querido y admirado Antonio...peor...máma, coquretas...¡Válgame Dios!...me veo célibe, a este paso...

Antonio Rentero dijo...

Si es que como decía Makinavaja:

"en un mundo podrío y sin ética, a las personas sensibles sólo nos queda la estética".

¿Sabes lo peor, Unagi-san? Que ya no le quedan a uno fuerzas ni ganas de ser Pigmalión a fondo perdido.

Quizá ahora comprendas en toda su extensión lo de las cuarentonas, que además, es que como ya vamos camino de esa década prodigiosa, mejor ir adentrándose con anticipación en su procelosa naturaleza, y que el Señor nos coja confesaos.