A estas horas, pero hace 25 años, el Campanile de la Piazza di San Marco de Venezia surgía entra la bruma. Yo entraba en dicha plaza de la mano de mis padres a través del arco bajo la Torre dell´Orologlio, me quedé boquiabierto por el asombro y supongo que desde ese momento Italia ocupó un lugar en mi interior que aún no ha abandonado.
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El día anterior el PSOE acababa de ganar por primera vez las Elecciones Generales en la España de 1982, el cambio había llegado, pero mientras íbamos hacia el aeropuerto de El Altet, en la radio del coche, además de repasar los resultados electorales mi padre ponía cintas de cassette y sonaba también Franco Battiato. El mal estaba hecho.
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Estuvimos una semana entera en Venezia, excepto un día que fuímos a Padova a visitar esa bonita ciudad y la basílica del Santo que me da nombre que curiosamente ni se llamaba Antonio ni era de Padua, sino que se llamaba Fernando y era de Lisboa (aquí lo bautizaron), lugar que visité años más tarde y que también guardo en el corazón por muchos otros motivos y al que al menos una vez en la vida debo volver pues algo me dejé pendiente de cumplir en sus decadentes callejas. Ya entonces me impresionó la amplísima plaza que hay en las cercanías de la basílica de San Antonio, la Piazza d´Europa, que además parece ser la plaza más grande de Europa y que años más tarde, cuando conocí (y me enamoré de) la maravillosa Sevilla intuí en la tan inútil como fascinante Plaza de España de la ciudad del Guadalquivir. Fascinación que alcanzó también a David Lean y George Lucas que la inmortalizaron respectivamente en "Lawrence de Arabia" y "Star Wars: Episodio I: La amenaza fantasma", donde no desentona en absoluto como paisaje propio de tan fantástico mundo.
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Recuerdo recorrer incansablemente callejuelas, puentes, canales, campos (es como se llaman en Venezia las plazas) y sí, montar en góndola por la noche, en los motoscafos y vaporetos, deleitarme por primera vez con deliciosa pasta del lugar y querer encadenarme a los carritos de los postres que sacaban en los restaurantes después de comer, y comer helado en el mítico café Florian, donde años más tarde empezaría mi otra longeva pasión por Elena, que también tiene gracia que fuera en esa ciudad donde pasáramos juntos un día por primera vez ella y yo.
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Quién me iba a decir mientras reflexionaba en el Palazzo Ducale y me hacían esa foto de ahí arriba que siete años después en esa misma plaza empezaría la historia de amor que me llevaría a decir "sí, quiero" delante de Nuestro Padre Jesús veinte años más tarde.
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Y así hasta hace prácticamente un año en que afición, pasión y devoción por el pais transalpino, su idioma, sus gentes, su gastronomia, su música, sus comics (fumetti)... cristalizaron (a medias, siempre a medias) al entrar en contacto con personas estupendas como Chiara, Elena, Antonella, Eva... ahora incluso intercambio frecuentes mails con Fla en su idioma materno, y creo que hasta me entiende en mi presunto italiano.
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No sé de donde proviene esta pasión, esta afición desmedida por todo lo que proviene de allí, sólo sé que sus paisajes me conmueven, sus edificios me maravillan, sus gentes me embelesan, la musicalidad de su idioma me ha hecho entenderlo sin tener que estudiarlo y el mensaje de las canciones de Battiato me ha permitido encontrar conceptos y reflexiones más allá de las simples palabras. Sin la pasta no sabría vivir, el parmesano o el gorgonzola o la mozzarella no alimentan mi corpus sino mi anima, y sí, finalmente confieso que los elegantes deportivos ingleses, las lujosas berlinas alemanas o los potentísimos muscle cars norteamericanos de los 60/70 ceden su puesto ante un Maserati, coupé o berlina, uno de cada, para qué elegir. Aunque cuando se trata de dos ruedas, la elección está más que clara, aquí sí que se imponen los alemanes, mandan Paralever, Telelever, motor bóxer, ABS... y un diseño único... qué se le va a hacer, mi primera moto fue una Vespa pero después he seguido creciendo.
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Y el tiempo pasa y esto no se cura, y cuanto más de Italia conozco más me gustaría perderme en "la bota", como ha hecho mi medio hermano Juan, demostrando una vez más porqué hay quien le llama Johnny Bravo, a pesar de que la vida allí tiene sus complicaciones incomprensibles como bien relata il mio caro Fulgen en su interesantísimo blog desde Ispra.
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Así que creo que puedo afirmar sin pudor que lo mío è veramente una pasione per l´Italia. Y esto es lo que hay.
6 comentarios:
Qué reboni-llo que estás en el retrato(¡qué difícil transcribir el acento güertano!)
jajaja
Muchas gracias... lo que luego no sabes es si el tiempo nos arregla o nos estropea...
Sin duda, Italia enamora. Y Venecia con su espectacular plaza de San Marcos mucho más. Sus callejuelas parecen laberintos entre paredes y canales...
En el 96 yo me perdí por estos lugares, casi me abandonan allí en mi viaje de estudios en compañía de algún amigo. Tampoco hubiera pasado nada, me hubiera puesto un jersey de rayas (los cuales utilizo mucho en la actualidad), me hubiera comprado un gorro gondolero y a pasear por sus canales...¡Maravilloso!
Vaya, parece que es una costumbre eso de que los compañeros te abandonen en Venezia en el viaje de estudios ;-)
A mí me pasó lo mismo en el 89 con Elena, pero salimos ganando los dos. Ella pq como yo conocía la ciudad pasé todo el día enseñándosela, y yo salí ganando en conocerla a ella.
Y la verdad es que ahor que lo dices, como es cierto q usas mucho jerseys de rayicas... sí que tienes algo de pinta de fornido gondolero, sí ;-)
Meraviglioso!
Italia es grande en muchas cosas: Arte (además de los clásicos, el séptimo), diseño, técnica (automóviles), Derecho, Historia (no tanto como la de España, pero muy grande), fútbol (¿por qué no decirlo?)... y mujeres (ojo! aue las de España tampoco son malas, que nos toca convivir con ellas día a día)
Y bueno, yo me perdí en un viaje de estudios pero no en Venecia, sino en Roma (año 1989) , en los "Museos Vaticanos", estaba mirando las pinturas de los techos de no sé que sala y mis compañéros de curso me abandonaron.
En Venecia recuerdo como un tío con una pinta de mafioso nos llevó a una fábrica de cristal de Murano semiclandestina o así (más cara que la leche), creí que no salíamos de allí, que nos fundían con el vidrio, je, je...
También recuerdo que me encontré en una calleja cercana al Puente de los Suspiros con un grupo de jumillanos que, al enterarse que eramos de Murcia, me ofrecieron un trago de Martini blanco, en botella y, claro está, a palo seco, y casi no lo cuento después de jalarme aquello (aparte de que se me fue todo "por lo vedao", como dicen en la huerta)
Hola, permíteme invitar a todos los admiradores de Franco Battiato a escuchar esta radio específica que gestiono desde agosto, Radio Battiatohispano: http://www.radionomy.com/battiatohispano.aspx http://listen.radionomy.com/battiatohispano.m3u
Es un proyecto que merece tener éxito. Apoyad esta radio dedicada a Franco Battiato y su amplio mundo. Escuchad Radio Battiatohispano. Gracias. Pilar Mulas
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