Estoy muy orgulloso de esta foto. Juan de la Cruz y Elena captados en un instante que para mí, salvando las distancias, representa una actualización de la célebre fotografía "El beso" de Robert Doisneau. Al menos mi foto es auténtica en el sentido de que no he buscado a dos modelos y les he dich que se besen, simplemente yo, cuando sucedió este beso, estaba allí. Y creo que no es sólo el beso lo que me gusta de esta foto, es la postura, natural, de ambos, interrumpida ella mientras hojea una revista, él a punto de empezar a comer. Y la disposición de los platos y los alimentos, totalmente aleatoria y sin embargo equilibrada, con un órden casi canónico, casi académico. Hasta ese enchufe en la pared del que cuelga un cable que no sabemos qué conecta parece estar situado ahí porque no podía ser de otra manera.
Al final la realidad siempre supera al arte. O al menos al artificio.
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