11.8.08

Paul Newman se nos va


Leo con profunda pena, con consternación, la noticia de que Paul Newman abandona el hospital donde seguía tratamiento contra el cáncer de pulmón que padece y que se marcha a su casa para pasar sus últimos momentos en compañía de sus seres queridos, especialmente su mujer, la también actriz Joanne Woodward, con quien lleva casado nada menos que 50 años, todo un record en el habitualmente frívolo y superficial mundo de Hollywood.
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Pueden pasar días, semanas, algún mes... no mucho tiempo, pero Paul Newman es una estrella a punto de ocupar su lugar en el firmamento inmortal de los grandes astros de la pantalla. Y como en la vida, la certeza de lo anunciado no amortigua el dolor.
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Por razones personales siempre he visto a Paul Newman como una figura cercana, familiar, ya que aunque suene a amor de hijo, mi padre se parece muchísimo a Paul Newman, especialmente cuando el actor encarnó a Búfalo Bill, porque mi padre casi siempre ha llevado barba y tiene la misma penetrante mirada azul. Alguna foto hay por casa de su juventud (la de mi padre, no la de Newman), sin barba y hecho un chaval, en la que tampoco anda muy retirado en parecido a la foto con la que acompaño esta entrada. Una fotografía que me parece preciosa, un momento arrebatado al tiempo para siempre, de plenitud, felicidad, serenidad...
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De pequeño supongo que ver a Paul Newman casi me parecía como ver a mi padre en una película, y eso me divertía. Pero conforme fuí creciendo y fuí amando el cine Paul Newman fue convirtiéndose en uno de mis actores favoritos, y quizá el momento culminante en mi carrera como aficionado a sus interpretaciones lo constituye "Veredicto final", donde más injustamente se le negó el Oscar al ser capaz de componer un papel absolutamente asombroso, la historia de un abogado alcohólico y deshauciado (eso sí, aquí ABSOLUTAMENTE nada que ver con mi padre, profesional de gran éxito y al que jamás he visto ni tan siquiera un poco mareado por el alcohol) que es capaz de sobreponerse a su adicción, a su fracaso personal y profesional, logra autoreconstruirse, vuelve a alzar su desmoronada moral y pone la piel de gallina por la forma magistral en que nos presenta a ese ser humano al filo del abismo que finalmente consigue evitar la caída.
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Paul Newman es uno de los actores legendarios de Hollywood aunque nunca ha sido parte del circo que celebra funciones habituales en torno a las colinas de esa ciudad. En su lugar ha tenido una vida totalmente atípica, desde dedicarse a competir en coches de carreras hasta la promoción de una salsa que lleva su nombre, Newman Own´s, y cuyos beneficios dona a organizaciones benéficas. Newman es un hombre concienciado, aunque lamentablemente parte de esa concienciación proviene de la muerte por sobredósis de su hijo.
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Y quizá la parte más atípica de la vida de Newman sea su longevo matrimonio con Joanne Woodward, a quien dirigió en "El efecto de los rayos gamma sobre las margaritas" o en "Harry e hijo" y con quien ha vivido una historia de amor que, para los estándares a los que nos tiene acostumbrados la Meca del Cine, bien merecería ser llevado a la pantalla grande como "La más grande historia de amor jamás contada".
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Y junto a ella precisamente quiere terminar sus días Paul Newman, lejos de la frialdad aséptica de un hospital impersonal e indiferente, en cambio (¿y quién no?) opta por refugiarse en la calidez de su hogar, en la cercanía de la familia y los seres queridos, afrontando con valentía, sin miedo y sin esconderse, la cercanía de la muerte, ese momento final que a todos nos llega, ese golpe de claqueta postrero, ese último plano de la película de nuestra vida donde por última vez escuchamos un "¡CORTEN!".
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En este tránsito, todo mi cariño, mi respeto y mi gratitud por tantísimas horas de magia a 24 fotogramas por segundo. Buen viaje, Paul.

6 comentarios:

Athena dijo...

Qué buena la elección de la foto, querido Antonio. Yo voy a esperar (y espero que sea mucho) a que se produzca el fatal desenlace para dedicarle una entrada en mi blog. Qué hombre, qué actor, qué marido, qué padre... qué de todo.

P.D.: ponga la foto de su padre... es que me pica la curiosidad...

Antonio Rentero dijo...

Es una foto preciosa, ¿verdad que sí? No me canso de mirarla.

Yo tb espero que tarde mucho el día de la despedida definitiva y que mientras no sufra.

La foto del jefe ya te la enseño yo en persona en EL MARATÓN.

François de Fronsac dijo...

Paul es de esas personas que, cuando desaparezcan, será como perder algo nuestro, un familiar.

Antonio Rentero dijo...

Me acabo de enterar de su fallecimiento, como no he visto las noticias en la tele ha sido a través del blog de mi querida Athena. Así es Internet y la blogosfera.

Acaba de morir y ya podemos llorarle, la perdida ya comienza a doler. Hace un día gris y triste...

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo contigo en las horas maravillosas que nos ha hecho pasar Paul Newman ,en lo guapisimo que era , en los fantasticos ojos azules , en que algo le parecia tu padre, pero solo en el fisico, lo siento mas que nadie en el mundo , pero en lo personal , tu padre no le llega ni a la suela del zapato , demostrado y con pruebas .

Antonio Rentero dijo...

Querido anonimo, imagino que esas palabras nacen del profundo conocimiento personal tanto de mi padre como del difunto Paul Newman.

Yo me he referido unicamente al parecido fisico, no es este el momento ni el lugar de hablar de las cualidades personales de mi padre, con sus aciertos y errores, imagino que como todo hijo de vecino (tb imagino que a Paul Newman no le van a canonizar ni nada parecido), asi que las pruebas, las demostraciones y las suelas de los zapatos mejor los dejamos para otro momento, y mientras le felicito por haber llegado a conocer tan intimamente al actor norteamericano como para ser capaz de establecer tales comparaciones.