Sierra Espuña nunca deja de tener atractivo para los Satanases del Segura. Siempre se vuelve a ella para trazar una nueva ruta, pero aunque repitas el sendero, además de que tú no eres el mismo, el día te puede deparar inusitadas sorpresas, como la neblina que a lo lejos perfila distantes montañas, se cuela entre los valles o convierte el torreón de Aledo en una especie de fantasmagórico ser que surge borroso en la distancia.
La luz del sol se cuela al caer la tarde entre los pinos y junto con el Aspirante Juan de la Cruz las curvas dejan al Satanásico del Segura con buen sabor de boca y con ganas de volver otro día.
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