7.4.06

V de Vendetta


"Recuerden, recuerden
el cinco de noviembre
conspiración, pólvora y traición
no veo la demora
y siempre es la hora
de evocarla sin dilación"
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Pues nada, que he visto "V de Vendetta" (James McTeigue) y me ha hecho reflexionar, y como uno es de natural generoso, pues voy a compartir con vosotros mis ideas. Procuraré no meter demasiados SPOILERS, pero en cualquier caso ya el mismo trailer nos desvela que el Parlamento inglés salta por los aires, así que...
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Empecemos...
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Todos sabemos ya a estas alturas que se basa en un comic del famoso Alan Moore, y aunque en esta ocasion la peli tiene bastante calidad, no se sustrae a la habitual polémica de las adaptaciones de las obras del autor de Northampton, de tal forma que en este film su nombre no aparece en los títulos de crédito y sólo se hace referencia a la obra dibujada por... omitiendo el guión del comic original, obra del excéntrico Moore.
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Mucho más vergonzosa me pareció la adaptación de "La liga de los caballeros extraordinarios" (Stephen Norrington) y si me apuras "From hell" (Huges Bros.) también traicionaba el comic original en ciertos aspectos, aunque quizá la excusa es que se constitutía en un thriller más o menos tradicional, por lo que entre otras cosas se nos ocultaba hasta el final la identidad el asesino, a diferencia de la obra gráfica donde desde el primer número está meridianamente claro quien es Jack el Destripador.
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En "V de Vendetta" Moore parece no estar muy contento con la interpretación que el tratamiento final del guión ofrece del personaje de V, de sus motivaciones y de su carácter de polémico héroe/terrorista, con una dualidad en su condición de "iluminado" que quizá no elimina las sombras sobre cual de las dos acepciones de dicho término debemos aceptar, la vertiente positiva o la negativa.
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Como amante del comic en general y de la obra de Moore en particular debo reconocer que personalmente no sólo no me encuentro defraudado con la adaptación sino que la considero una película muy muy muy interesante, acertada en su puesta al día de los temas que el comic ofrecía (se empezó a publicar originariamente en 1983, quedando inconclusa, publicándose de forma íntegra en 1988) y que ofrece un discurso lo suficientemente sólido como para permitir una reflexión a posteriori de su visionado... y una reflexión no sólo profunda, sino REAL.
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Me explico... "V de Vendetta" nos llega de la mano de los artífices de MATRIX, una trilogía que visualmente revoluciona la forma de entender el cine-espectáculo en estos inicios del S. XXI, y muchos esperábamos que la adaptación del comic de Moore, en manos de semejante grupo, se convirtiera en un inexplicable e injustificado compendio de fotogramas "visually stunning" pero vacuos y artificiosos, teniendo como único referente argumental de fondo un planteamiento tan fantacientífico y anticipatorio que sólo pudiera ofrecer espacio para una sesuda reflexión teórica e hipotética sobre algo plausible.
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Desengañémonos, el concepto que subsiste tras MATRIX es imposible a corto plazo, complicado a medio y sólo posible a muy largo plazo (hablo de muchas décadas) en cuanto a la tecnología y la implantación del "comecocos" que lleve a la población mundial, a gran escala, a estar conectada permanentemente a MATRIX, por no hablar de los siglos que pueden faltar para que las naciones subdesarrolladas puedan acceder a la realidad inmersiva virtual e interconectada a escala global desde cualquier asentamiento en mitad del Matto Grosso, la sabana africana o la isla de Papeetee.
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Y cuando eso llegue (es sólo cuestión de tecnología y dinero) tenemos lo que yo considero el GRAN fallo del concepto MATRIX: ¿pq las máquinas nos someten a una realidad virtual tan compleja para tenernos controlados mientras nos chupan la energía? ¿acaso nosotros ponemos en nuestras granjas de vacas posters de montañas y valles para que den más leche o no traten de huir?
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A partir de esa premisa, todo lo demás se desmorona como un castillo de naipes. Como excusa argumental para una obra de ficción puede ser irrelevante (es como prenteder quitar validez a Star Wars sólo porque las explosiones hacen ruido en medio del vacío del espacio) pero si pretendemos llevar la reflexión al mundo real y teorizar sobre ello no podemos perder de vista esas cosas.
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En "V de Vendetta" la cosa es BIEN DISTINTA.
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La premisa argumental nos lleva a un futuro cercano en el que el Reino Unido está sometido a un Gobierno totalitario, dictatorial, MUY INSPIRADO en el orwelliano mundo de "1984" (Michael Radford), no en vano el "líder" es John Hurt, el mismo protagonista de la versión fílmica de hace casi 2 décadas de dicha novela, en esta ocasión transmutado él mismo en un omnipresente Gran Hermano.
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A partir de ahí tenemos un punto de partida para construir una teoría sobre el sometimiento al poder, los motivos para elegir unos gobernantes, el miedo y la capacidad para manipular estas emociones, pero ESENCIALMENTE el tema, que es de viva actualidad, no es sino LA RENUNCIA VOLUNTARIA A LA LIBERTAD.
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En el mundo ucrónico de "V de Vendetta", en ese futuro hipotético, el pueblo soberano ha renunciado a parcelas de su libertad cada vez mayores, viendose inmersa en una situación progresivamente asfixiante, a cambio de la sensación artificiosa de una seguridad que compromete su propia comodidad.
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Parafraseando la célebre cita:
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"Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista. Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío. Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista. Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante. Luego vinieron por mí pero, para entonces, ya no quedaba nadie a quien decir nada"
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del pastor Martin Niemoller, originada en la alemania nazi, en "V de Vendetta" contemplaremos el relato de esa persecución que, casi un siglo después, vuelve a producirse en un país pretendidamente avanzado, civilizado, demócrata.
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El desconocimiento de la Historia nos condena a repetirla, y si hace unas décadas nadie pensaba que después de la IIª Guerra Mundial el corazón de Europa volvería a quedar devastado por una contienda fraticida y genocida, las guerras de Bosnia y Kosovo demostraron que se puede despertar de la manera más cruel y despiadada de un sueño ficticio y forzado.
La moderna República de Weimar en Alemania parecía incapaz de originar una barbarie como la que democráticamente aupó a un poder omnímodo a un frustrado pintor austríaco de ridículo bigotillo, pero así sucedió.
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En el Reino Unido de "V de Vendetta" ese país donde nació la moderna democracia con la Carta Magna y la representación bicameral, con el sometimiento del monarca a la soberanía popular queda subyugado de forma voluntaria a un Gobierno que repite de forma mimética las actitudes autoritarias, excluyentes e invasoras de la intimidad de los regímenes fascistas. En esta ocasión, además, con el impagable apoyo de los avances de la ciencia (ojos y oídos aún más certeros) y de los medios de comunicación (inspirado, de nuevo, en el televisor que nunca se apaga de "1984").
Partido único, canal de televisión único... pensamiento único.
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Y todo eso no impuesto desde arriba de forma ajena, no, es el propio pueblo el que, temeroso, pide una protección que le de una seguridad que perciben como real, aunque en el fondo sabemos que es falsa, pero preferimos renunciar a parcelas de nuestra libertad.
Primero renunciamos a una parte, luego a otra, luego a otra... cuando nos demos cuenta ya NO TENDREMOS libertad en absoluto.
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"V de Vendetta" nos cuenta la historia de Evey (Natalie Portman), hija de unos represaliados que se enfrenta al sistema y es ayudada en su tránsito desde el temor sumiso a la recobrada libertad y la pérdida del miedo por V (un Hugo Weaving al que nunca veremos el rostro). V es un personaje esencialmente polémico. V es un héroe. V es LA RESISTENCIA, la "mafia" (en sentido histórico, la mafia surge como resistencia italiana al invasor francés, y literalmente significa "Morte Alla Francia Italia Anela"). Pero V es tb un terrorista. V es Bin Laden.
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El Gobierno nos oprime. No tenemos armas para luchar contra él. Sólo el terror (aterrorizamos al Gobierno, no a los ciudadanos). Sólo el convencimiento, sólo el abrir los ojos (a los ciudadanos, no al Gobierno).
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El ciudadano tiene dudas, V plantea dudas, el ciudadano puede llegar a replantearse la realidad de sus convicciones.
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El gobernante tiene miedo, algo escapa a su control, el sistema peligra, la masa atemorizada y privada por su propia decisión de su libertad puede llegar a volverse en contra de aquellos a quienes cedió el control si se da cuenta del error que cometió.
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Por supuesto, V ansía VENGANZA, y de hecho es indisoluble la venganza personal del logro revolucionario, tan imbricadas están las motivaciones personales por la experiencia que le convirtió en lo que es, en quien es, de los hechos que desencadenaron la propia situación que lleva al Reino Unido en convertirse en lo que es en la ficción de la película.
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Probablemente nadie salvo el propio V podría haberse convertido en el líder revolucionario que es, por motivos puramente personales, pero tb por que la experiencia vivida le convierte en un héroe, un villano, un loco, un genio, un revolucionario... un TERRORISTA.
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Vamos a sentir simpatía por una persona que provoca explosiones, que acaba con la vida de otras personas no estrictamente inocentes, desde luego, pero lo hace sin ningún escrúpulo y con el convencimiento moral de estar haciendo lo correcto, no sólo por él, sino por el pueblo.
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El pueblo está aletargado y V se encargará de despertarlo de forma estridente. Como aquellos a quienes nos gusta dormir y nos da pereza madrugar, que a veces nos ponemos una alarma más tremprano para poder seguir durmiendo un poquico más, y luego ya al sonar la segunda nos levantamos y afrontamos el día con mejor o peor ánimo, V nos da un año de plazo en la película entre su primer y su segundo ataque, el tiempo suficiente para disfrutar un poco de la duermevela, ir haciéndonos a la idea de que hay que salir de la comodidad y el calor de la cama, segura y comfortable, de forma que cuando suena esa segunda alarma, cuando el segundo atentado terrorista tiene lugar, nos encontrará ya prestos a saltar de la cama, y no con nuestra mejor cara, sino con nuestra mejor máscara, la que nos convierte a todos en lo mismo, la que transforma una muchedumbre entre la que se puede diluir la voluntad de sus partes en un individuo determinado e imparable.
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Alguien sin miedo a afrontar su pasado, su presente y su futuro.
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Alguien dispuesto a comerse el mundo. Alguien libre.
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Algunos podrán encontrar cierto paralelismo entre las escenas finales de "Matrix Revolutions" y "V de Vendetta" en cuanto a la resolución del conflicto en medio de una voz que cierra el discurso y con una muchedumbre de individuos de idéntica apariencia.
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Seguro que no es casual, pero si en "Matrix Revolutions" el individuo colectivo multiplicado hasta el infinito era un mero decorado que atestiguaba el poder que había detrás del renegado y revolucionario agente Smith (no por coincidencia encarnado tb por el actor Hugo Weaving), un elemento del sistema que alcanza autonomía y se vuelve en contra del mismo, en "V de Vendetta" la muchedumbre de individuos distintos se uniforma tras la máscara de V, tb a su modo un producto del sistema que se vuelve en contra del mismo hasta acabar con él, pero en esta ocasión no de forma virtual sino real.
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El agente Smith ni existía en la metarealidad de MATRIX ("¿Crees que es aire lo que respiras?", recordemos que todo en MATRIX era ilusorio) ni existe en una hipotética realidad de la que vivimos nosotros.
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Los ciudadanos que en "V de Vendetta" salen a la calle vestidos como V sí son reales, su fuerza no corresponde a la mutación de un virus informático que termina adueñándose de un sistema oerativo, no. Son ciudadanos inoculados por el virus de la conciencia que despierta, por la realidad que se desvela al abrir los ojos y alertados por la sensación de que la libertad de la que gozan es en realidad ilusoria, virtual.
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Han elegido ellos mismos entre la pastilla roja y la azul y al adoptar la apariencia física del iniciador de esa reacción en el fondo consiguen el mismo efecto del enfrentamiento final de "Matrix Revolutions", en el que el agente Smith goza de la fuerza que le proporcionan sus múltiples copias.
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Esa muchedumbre podríamos (¿deberíamos?) ser nosotros, los ciudadanos del muindo real que nos encontramos oprimidos, privados de nuestra libertasd, que vivimos temerosos, de prestado, bajo Gobiernos implacables, tiránicos, sobreprotectores, que se han inmiscuído e nuestra libertad hasta convencernos de que es mejor dejar que se encarguen ellos de todo.
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Alguien sin miedo a afrontar su pasado, su presente y su futuro.
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Alguien dispuesto a comerse el mundo. Alguien libre.
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V, al final, aparentemente sin tener conciencia de ello aunque siempre lo supo en su fuero interno, tiene la fuerza que le conceden los miles de ciudadanos que han creído en él. Al igual que el agente Smith inicia su autorreplicación para finalmente convertirse en TODOS los individuos de MATRIX, V transmite a miles de individuos reales su mensaje, provocando la transformación.
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En una de las (afortunadamente) escasas escenas de acción de una película que por ser fiel al comic obligatoriamente debía tener un discurso alejado de parafernalias combativas y peleas "wire-fu", tenemos un breve pseudo-tiempo-bala en el que V recibe una buena dosis de plomo.
No cae, pese a ello, y acaba con sus atacantes, y cuando un aterrorizado nuevo líder de "los malos" se pregunta pq las balas no tienen efecto en él (recordemos que estamos en el mundo "real") la respuesta de V es que él no es un mero individuo, V representa unos ideales y "las balas no pueden contra los ideales"... claro, que un chaleco anti-balas siempre ayuda, aunque...
Los ideales que ha hecho renacer en miles de ciudadanos, de individuos, de PERSONAS, son ahora la fuerza que le sustenta.
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Su logro personal, su "vendetta" individual se alcanza y él es consciente de ello. Su "vendetta" contra el sistema, por contra, queda en el ámbito de lo supuesto para el personaje de V, pues la realización efectiva de la misma se produce sin que él pueda conocer el resultado, pero como todo lo que le ha motivado, nace de su convencimiento de estar haciendo lo correcto.
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Como un particular Pigmalión, V modela a Evey, la hace vivir una experiencia similar a la que él mismo sufrió, y como gran regalo a ella, a quien V consigue devolverle su libertad individual y la hace perder el miedo en un proceso tan cruel como kafkiano, tan inhumano como efectivo, le permite elegir.
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Elecciones... en MATRIX también eran determinantes las elecciones, las decisiones, y estas, en lo virtual como en lo real, siempre dependen del trasfondo, de la formación previa, de la conciencia tomada, del "background" que acompaña al sujeto que toma la decisión.
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Si Neo tenía que elegir entre salvar a la Humanidad o a su amada Trinity, Evey tiene que elegir entre cometer o no un acto de terrorismo, entre ejecutar o no la meticulosa venganza de una víctima, entre asumir o no un acto heróico, entre despertar o no a un pueblo anhelante de que sus ideales dormidos despierten...
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Elegir entre acabar o no con un símbolo... para dar nacimiento a uno nuevo.
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El mismo trailer de la película nos muestra como el Parlamento Británico salta por los aires, el símbolo del poder del pueblo (corrompido y sustraído de este, en la ficción de "V de Vendeta") desaparece un año después de que también volara por los aires la figura de la Justicia que corona la cúpula del edificio The Old Bailey. Demolida la Justicia en un país en el que ya no existe, el último símbolo que queda es el prostituído Parlamento.
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Para hacer una casa nueva en el mismo solar, antes hay que derribar la vieja. Y los edificios son SÍMBOLOS.
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Demasiado evidente el innegable paralelismo con los atentados del 11-S contras las Torres Gemelas del World Trade Center (recordemos: Centro Mundial de Comercio).
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Y de ahí proviene el elemento probablemente más polémico de "V de Vendetta": la subversión.
Esta película puede ser la más subversiva de las últimas décadas por varios motivos: primero por el discurso propuesto que justifica el atentado contra el Estado, segundo porque propugna acabar con los símbolos del poder, tercero porque va a llegar a decenas de millones de espectadores en todo el mundo.
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Si los dos primeros elementos no son demasiado comunes en el cine, el tercero es quizá el catalizador, dado que cuando una película sí contiene los dos primeros por suerte o por desgracia no suele ser una película "mainstream" de las que llegan a miles de salas de cine en el fin de semana de su estreno. El hecho de que "V de Vendetta" sea una supreproducción al uso, viniendo además de la mano de los célebres Wachosky Brothers ("sí, tío, los de MATRIX") y contando con la megalomaníaca producción de Joel Silver, asegura un mensaje que llega a todas partes por mero atragantamiento.
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Y claro, cuando llegas a tanta gente con un mensaje así, probablemente alguien termine creyéndoselo, poniéndose la capa roja de Superman y lanzándose por la ventana, como cuenta la leyenda urbana que pasó con la cinta protagonizada por el tristemente desaparecido Christopher Reeve.
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Cuando las noticias de nuestro mundo real nos hablan de lo mismo que vemos en "V de Vendetta", de guerras, de conflictos, de virus, de epidemias, de amenazas contra la seguridad... se corre el riesgo de acudir al ala protectora de un pájaro de quizá no demasiado buen aguero, empieza a parecer una idea asumible lo de renunciar a parte de nuestra libertad a cambio de más seguridad.
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Si hay que quitar de enmedio al "diferente" porque puede representar una amenaza, pues bueno, mientras no me toque a mí...
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"V de Vendetta" no va a gustar a todo el mundo que vaya a verla. Es de "los de MATRIX" pero no es el tipo de película que gusta a quien busca pirotecnia visual. No mantiene el equilibrio entre la acción, lo visual y el contenido "quemaneuronas" de, por ejemplo, "El club de la lucha" (David Fincher), otra interesante película pionera en el difícil empeño de contar algo de forma diferente en este recién nacido S. XXI.
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Pero aquel a quien llegue el mensaje implícito de manera no demasiado escondida, al terminar de ver las aventuras de V y los padecimientos de Evey, es posible que desée adoptar "virtualmente" el disfraz de Guy Fawkes, el conspirador británico que en 1605 "hurdió una estratagema" (por citar una línea de diálogo de la msma actriz protagonista que en "V de Vendetta", Natalie Portman, pronunciada en "Star Wars: Episodio I: La amenaza fantasma", de George Lucas) para hacer saltar por los aires el Parlamento Británico, y asumir la labor de hacer saltar él mismo por los aires los cimientos de la opresión que en su vida sufra.
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El célebre replicante Roy Batty, en "Blade Runner" (Ridley Scott), cuando sostenía por la cornisa del edificio al final de la película a Rick Dekkard ya advertía "es terrible vivir con miedo". En "V de Vendetta" Evey consigue superar el miedo gracias a V. V le permite superar incluso el miedo a perder la propia vida, le permite ganarse su libertad, y con ello la libertad de elección, de decisión.
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El método es cruel, pero la base resulta ser el motor más poderoso para que las motivaciones humanas consigan su propósito: el amor.
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V hará que Evey, en medio de su tortura, conozca la historia de represión y falta de libertad de una mujer que por el mero hecho de amar a otra mujer pierde a su primer amor, a su familia, a su gran amor y finalmente su libertad y su vida.
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El recuerdo, ante su hora final, y rodeada de sufrimiento, de los momentos felices compartidos con la mujer a la que amó más que a nada en la vida, con quien fue dichosa como sólo puede serlo quien vive enamorado y ve su amor correspondido, esa autobiografía redactada míseramente en papel higiénico y que constituye el único consuelo de Evey en su cruel reclusión, como si de los cuentos de "El beso de la mujer araña" (Héctor Babenco) o de la Sherezade de "Las mil y una noches" se tratara, esa historia cuya protagonista acaba declarando su amor por el lector de la misma, alguien a quien no conoce pero que supone atraviesa por sufrimiento parecido, ese y no otro mecanismo, sentimiento o miedo, será lo que provoque el cambio de Evey.
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Y es que "V de Vendetta", como todo en esta vida, no deja de ser una historia de amor, que finalmente es lo único que tiene importancia, porque es lo único que nos permite ser libres, lo único que nos impulsa a ser mejores personas y lo único que nos conducirá a mejorar este mundo en que nos ha tocado vivir.
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Quizá pensando en los protagonistas de "V de Vendetta" pero también en cualquiera de nosotros y en las circunstancias que nos rodean, no esté de más acabar con la última frase de la mencionada "El club de la lucha", la frase con que concluía el personaje encarnado por Edward Norton aquella peculiar historia en medio del fragor del derrumbamiento causado por otras explosiones provocadas en otros edificios simbólicos como detentadores del poder económico:
"me has conocido en un momento extraño de mi vida".

2 comentarios:

K. dijo...

De alguien que por fin vio "V de Vendetta" a alguien que la vio (aunque hace un año).

¿Qué sentiste tú?

Pues esta especie de artículo relativo al tema fue bastante de mi agrado; sin embargo, no refleja de su autor más que la opinión objetiva - aunque positiva - de la influencia que de este film en sus pensamientos.
Lo cual es, casi analógicamente, una máscara...

¿Qué sentiste tú?

Antonio Rentero dijo...

Lo primero darte las gracias si te has leído todo ese rollaco de entrada que puse en su día ;-)

Acabo de releerla y creo que no cambiaría ni una coma (aunque probablmente un día me tome la molestia de editarla y corregir un par de errores de tipografía y tal... pensando en las generaciones venideras, más que nada, jajaja).

¿Qué sentí?

Amor, hermandad y miedo.

Amor por el personaje que cuenta su vida en un trozo de papel higiénico.

Hermandad con todos los que acudían al final de la película a la cita de V.

Miedo por que algún/os espectador/es pudieran llegar a tomar como inspiración al personaje de V sin comprender sus motivaciones y, sobre todo, la naturaleza de las circunstancias (ficticias) en las que se desarrolla el mismo.

Supongo que este miedo se disipó al darme cuenta de que las cosas ya no son como antes, que la gente ya no salta por el balcón creyendo que puede volar después de ver "Superman" ni se lía a tiros después de ver "Asesinos natos".

Creo que hasta cierto punto estás en lo correcto al apuntar que mis palabras se quedan en un aspecto más superficial sobre el efecto de "V de Vendetta" en mi, pero en cuanto a sensaciones no me provocó muchas más que las que he reflejado ahora.

Digamos que en todo caso, más que máscara tenía puesto un antifaz ;-)

Mi pregunta ahora sería... ¿qué sentiste tú?

Un abrazo desde este lado del charco,