Diez años del horror, diez años de vergüenza

Hoy hace justo diez años del momento en que la OTAN le echó a la cosa los cojones que le faltaron a la Unión Europea.
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La antigua Yugoslavia se desmoronaba entre fuego y sangre, el infierno se desataba en el corazón de Europa y el viejo continente aplicaba los habituales paños calientes a la guerra civil mientras los cadáveres se enfriaban entre barro y cascotes. La ONU, como siempre, se la cogía con papel de fumar y mientras las portadas de los diarios nos traían entregas incesantes de miradas desvergonzadas a la barbarie balcánica.
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La OTAN estaba dirigida por Javier Solana, hábil intrigante con cara de no haber roto un plato jamás, y que curiosamente una década antes pedía desde el PSOE que la gente votase NO a la OTAN... nunca sabremos si como irónica estrategia o desde el convencimiento ideológico más honesto, para acabar de Secretario General de dicha organización.
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Las fuentes divergen al fijar el número de víctimas civiles de los bombardeos aliados sobre aquellas tierras entre 500 y 2.500 víctimas... repito VÍCTIMAS CIVILES. A pesar de la precisión quirúrgica que pretendían los aviones de la OTAN muchos objetivos eran de naturaleza civil (refinerías, oleoductos, puertos, puentes, vías principales de comunicación...) y los núcleos de población acogían por igual a víctimas y verdugos.
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Ya comenté en su día mis tristes recuerdos del incendio de la Bibioteca de Sarajevo al hilo de las revueltas en Kosovo cuando se declaró independiente, también con motivo del fallecimiento de Pavarotti glosé aquella canción de U2, "Miss Sarajevo", una forma más de que aquel horror no quedase en el olvido y que las generaciones para las que aquello queda tan lejano como para nosotros Vietnam al menos en la música puedan encontrar referentes sobre el pasado para no repetir sus errores.
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Finalmente, tras años de lucha prácticamente casa por casa las hostilidades cesaron y se pudo detener aquella sangría. Hoy día la cicatriz aún supura, el penúltimo efecto colateral (mañana habrá otro, pasado otro...) lo tenemos en Kosovo y el asunto de nuestro taurino-musístico envite de retirada a toro pasado y sin avisar a nuestros compañeros de cuadrilla, un año después de que dicha provincia declarase unilateralmente su independencia.
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Tradicionalmente se ha denominado a aquellas tierras "el polvorín de Europa", por su complicada mezcla de étnias, nacionalidades, religiones, tradiciones y rencores y su capacidad de provocar la desestabilización de todo el Viejo Continente. Aquello nunca termina, pero no está de más recordar el día en que tuvo que ser la fuerza de las armas la que se vió obligada a intervenir donde la fuerza de la razón se retiraba a deliberar y hacer brindis al sol.
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Siempre se critica el imperialismo yanqui... pero de nuevo tuvieron que venir los jóvenes de aquel país a comprometer su futuro y dejarse la vida aquí, en este caso no en las playas de Omaha sino en las colinas de Sarajevo, para que otros tuviesen libertad y paz.
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Quiero dedicar esta entrada a mi "oniisan" Mariano, "partner in crime" en nuestros "Black Cofees", amante del saber y hombre renacentista, rendido servidor de Lady Marian y una de las últimas esperanzas de que las generaciones venideras aprendan Historia mientras se entretienen y se divierten si un día decide ponerse manos a la obra y escribir el que será sin duda el mejor libro de Historia jamás concebido. Querido Unagi-san, la guerra y el pasado nos emocionan y fascinan porque sabemos que sus horrores serían evitables si nos sentásemos a hablar en lugar de ponernos de pie y gritarnos sin escucharnos.