Ahora que he captado vuestra atención voy a hablar de sexo y de lo poco que les interesa a las mujeres.
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Seamos francos ("
Españoles..."), refugiémonos en el tópico si queréis, pero a la mujer el sexo le ha interesado tradicionalmente lo mismo que a nosotros la circuncisión sin anestesia. A veces es necesario pasar por ahí pero si puede ser otro día...
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Creo que parece haber un acuerdo en torno a la importancia de la desvinculación entre relaciones sexuales y procreación para que se produzca la liberación de la mujer a consecuencia de la generalización del uso de la "píldora" desde el último tercio del siglo pasado.
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Tras las conquistas sociales, políticas y laborales parecía que solo quedaba una última tiranía, un último yugo del que desprenderse por parte de la mujer, y ese era el de la relación causa efecto relaciones sexuales-embarazo. A partir de ese momento, y en coalición con otros elementos, la mujer experimenta una nueva libertad, la de su intimidad sexual, al tiempo que evoluciona en la expresión y la exteriorización de sus deseos, período que aún no ha concluido del todo.
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A estas alturas quien más quien menos habrá podido asistir a la postura activa de una mujer en el terreno sexual, pasando el hombre a convertirse en un igual, y por tanto objeto, no solo sujeto, de deseo, y en definitiva siendo destinatario de proposiciones que antes solo eran fruto (casi obligado) de su iniciativa.
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La mujer ha ido alcanzando planos de igualdad y el sexual no podía quedar atrás, aunque todavía quedan rémoras de condicionantes sociales y mal llamados morales que hacen que un hombre lanzado y conquistador sea un tiarrón y un machote, digno de alabanza, mientras que una mujer que invita a un hombre a mantener un encuentro sexual es una fresca, y ya si es a unos cuantos con la asiduidad que su voluntad le dicte será considerada una guarra incluso por muchas mujeres o hasta con remordimientos por la propia interesada (el famoso "factor fulana" de los "aven"
descritos por Mario Luna en sus obras, como heredero de los "Maestros de la Seducción" que descubrió para el gran público Neil Strauss en "
The game").
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Hace apenas unas décadas las mujeres no piropeaban a los hombres, no les tiraban lo trastos sin disimulo alguno, no les planteaban abiertamente que se sentían atraídas hacia ellos y ya ni hablamos de hacerles proposiciones de índole puramente sexual, una mujer no se llevaba a un hombre a su casa y luego le daba puerta. Las amigas no se contaban con pelos y señales lo que les hacían o dejaban de hacer sus novios, maridos y/o amantes, y por supuesto
las reuniones que incluían demostraciones de revolucionarios productos de plástico no llevaban las tres últimas letras de "
tuppersex".
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Pero con todo y con eso, algo sigue fallando (con A)... a las mujeres no les gusta el sexo.
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Entiendase esto como una generalización más (ya se sabe que todas las generalizaciones son falsas, incluida esta), de los miles de millones de mujeres que hay en el mundo pongamos que únicamente las que viven en los países occidentales y tienen una cierta edad encajarían en el perfil de la mujer liberada consciente de sus derechos y de su papel en el mundo y que no está sometida a trasnochados convencionalismos sociales, religiosos o morales... vamos, una selecta minoría.
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Pero es que incluso en este restringido círculo el sexo puede pasar a ser secundario (o terciario... vamos, que le damos importancia según se tercie) a diferencia de lo que parece ser que ocurre con los hombres, para quien el sexo es lo más importante en la vida... bueno, después de follar o que nos la chupen.
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Algunos argumentos sobre los que sustentar esta opinión me pueden haber llegado del estricto análisis elaborado por el zoólogo
Desmond Morris en su fundamental y controvertida obra "El mono desnudo", en la que disecciona a la especie humana y sus pautas de comportamiento de manera estrictamente animal, dejando de lado nuestros encorsetamientos culturales y atendiendo en puridad a nuestra conducta y las razones de la misma en términos evolutivos.
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Por mi parte soy de los que defienden que seguimos siendo animalicos y que los hombres estamos programados, cual aspersor de riego de césped de un jardín, para ir diseminando nuestra semilla por todo bicho viviente de género opuesto al nuestro, preferiblemente de nuestra misma especie, mientras que las mujeres están programadas (pero desde la misma BIOS, oiga) para seleccionar solo al candidato idóneo para perpetuar y mejorar la especie. Todo lo demás, nuestra civilización y esas zarandajas son mero adorno derivado del tiempo que estamos durando sobre la superficie de este montón de tierra y agua... sobre todo agua, que también tiene cojones la cosa llamar "Tierra" a un planeta compuesto por siete décimas partes de agua.
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Pero me desvío del tema (¿lo consideramos prolegómenos sexuales?).
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En Gran Bretaña existe una revista llamada
Erotic Review, una publicación que va dirigida según ellos mismos confiesan al órgano sexual más importante: el cerebro, y que ha tomado una decisión editorial significativa. Junto a sus exquisitas fotografías y sus textos, artículos y relatos, hasta ahora se podían leer firmas de autores tanto masculinos como femeninos, pero Kate Copstick, "dueña" de la publicación acaba de anunciar coincidiendo con la publicación de su número 100 que va a prescindir de las escritoras mujeres para dejar que sean solo hombres quienes se encarguen de escribir sobre sexo.
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¿La razón? En sus palabras, "las mujeres no se apasionan lo suficiente con el sexo y se concentran demasiado en los sentimientos", no siendo por tanto capaces de escribir relatos con la obscenidad necesaria de la que al parecer sí somos capaces los hombres. Establece un paralelismo gastronómico muy curioso, al decir que "las mujeres que picotean no deberían escribir sobre comida porque no les gusta comer y no sienten verdadero placer ante un buen filete".
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Todos sabemos que sí, que a algunas mujeres no solo les gusta el sexo, les ENCANTA... pero curiosamente en una proporción inversa a la del interés que parecemos tener los hombres en el "enjugasque"... ¿a qué se deberá esto? ¿debería estudiarse científicamente? ¿no será que esa desproporción tiene sentido para que no estemos todo el día
dale que te pego?
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En cualquier caso quizá no sea mala cosa que el hombre no sea susceptible de experimentar el orgasmo múltiple... si así fuera estoy convencido de que aún no se habría inventado la rueda.