Esta madrugada ha muerto Vicente Ferrer, cooperante español que lleva décadas trabajando con los más desfavorecidos de la India.
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Su labor constante, desde llegó a aquel país como misionero jesuíta (posteriormente abandonaría la Compañía de Jesús) en 1952 solo se vió interrumpida un año, en 1968, cuando las autoridades indias le expulsaron por el recelo que su actividad desinteresada entre las clases más deprimidas despertó. El día de su partida más de 30.000 campesinos recorrieron los 250 kms que lse separaban de Bombay (actual Mumbai) para exigir justicia. Vicente se despidió en el aeropuerto con una frase escueta: "Ya vuelvo... esperadme". Meses después la propia Indira Ghandi ordenó que se le volviese a conceder el visado y allá que se volvió Vicente a ayudar a los que nada tienen.
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Desde su juventud estaba dominado por la idea de ayudar a los demás y por ello pasó a formar parte de la Compañía de Jesús, marchándose a la India como misionero e iniciando lo que él denominó "la guerra contra la pobreza y el dolor". Fundó la Fundación para el Desarrollo Rural en la región india de Anantapur y posteriormente la Fundación Vicente Ferrer, que lucha por dotar de condiciones dignas de vida a los miembros de la casta de los "intocables", permitiéndoles desarrollarse y poder acceder a una mejor situación social, económica y ante todo humana.
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Porque si algo nos ha enseñado con el ejemplo de su vida Vicente Ferrer es que se puede ayudar a los demás y contribuir a evitar miseria, desprecio y subdesarrollo. Se puede lograr un mañana mejor para quien desde antes incluso de su nacimiento ya estaba supuestamente predestinado a carecer de oportunidades. Hace once años se hizo acreedor del Premio Príncipe de Asturias de la Concordia por su labor, su esfuerzo y su dedicación. Pero creo que el gran premio sería que su ejemplo cundiese y que todos supiésemos valorar esos principios y los aplicásemos a nuestra vida.
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Porque para ser como Vicente Ferrer no hace falta irse a la India (que también), podemos empezar en nuestra propia ciudad, en nuestro propio barrio.
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Vicente se ha marchado rodeado de los suyos, de sus seres queridos, pero son millones los que en la India y en todo el mundo siempre hemos sentido cariño por él, admiración por su entrega y en cierta forma nos quedamos con la sensación de que nos ha cedido el testigo.
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Descansa en paz, Vicente, y gracias por tanto como has hecho y tanto como has inspirado a seguir haciendo.
1 comentario:
Terrible y tristísima noticia.
Que descanse en paz.
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