De amor y muerte

La entrada que iba a subir hoy tenía como título "Love story" y el protagonismo absoluto lo iba a tener la desaparición de Farrah Fawcett-Majors. Pero claro, se ha muerto también Michael Jackson y no voy yo a ningunear al Rey del Pop.

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Sé que se hará en algún momento una película sobre Farrah. Tiene todos los ingredientes para ser un éxito. Fue una estrella televisiva merced a la revolucionaria serie "Los ángeles de Charlie", y medio mundo (masculino) suspiró por ella mientras un tercio de mundo (femenino) suspiró por ser como ella. Digo un tercio porque los otros dos tercios querían ser como sus otras dos guapísimas compañeras en la lucha contra el crímen a las órdenes de un altavoz gris.

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Mientras, el actor Ryan O´neal se hacía un nombre en el séptimo arte encarnando al sufrido enamorado de Ali McGraw en "Love story". Más tarde Farrah y Ryan se unieron, fueron felices, se pelearon, fueron infelices... hasta esta misma semana. Después de tres años luchando contra LA enfermedad, esa que tiene nombre de signo del zodíaco y que el pánico que despierta su sola mención ha creado el sustitutivo "larga enfermedad", el futuro de Farrah se contaba en escasos días y fue noticia reciente que ella y Ryan volvieron a casarse.

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Yo no puedo evitarlo, soy muy burro y muy cafre para muchas cosas, pero tengo mi corazoncico y con estas cosas la patata (como dice Germán) me late y se me escarchan los ojicos. Al final de todo, cuando la muerte viene (y SIEMPRE viene) no queda otra que rendirse al amor. Cuando la vida ya solo nos deja espacio para olvidarnos de todo lo que dejamos pendiente la poesía de esas películas almibaradas hechas a conciencia para vender kleenex por capazos no puede sino rendirse a la evidencia de que ni los mejores guionistas de la historia podrán llegarle jamás a la suela de los zapatos a esta película de la vida que es toda ella un irrepetible ensayo general con vestuario, del que no recordamos haber escuchado un "ACCIÓN" en el momento de aparecer ni nunca escucharemos un "CORTEN" cuando nos hayamos marchado.

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"Love story" ha tenido una triste secuela con el mismo protagonista.

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Pero triste me siento también por la desaparición de Michael Jackson. Pocos niños mueren a los 50 años.

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Creo firmemente que Jacko ha sido siempre un niño, y claro, los niños grandes en el mundo de los adultos no suelen terminar demasiado bien. Si bien es cierto que se ha ganado a pulso el título de Rey del Pop no es menos cierto que no todo en su vida ha sido la fiesta padre. Desde los malos tratos paternos a sus complejos edípicos con Diana Ross o Elizabeth Taylor, su fijación pseudopedofílica (para mí que en el fondo, aunque intolerable, lo que sucedía era más inocente de lo que muchos imaginarán), sus guadianescos matrimonios y sus inextricables paternidades... todo era solo un reflejo de que el pobre andaba en su vida más perdido que un pulpo en un garaje.

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De ahí seguramente su obsesión con la cirugía estética, que seguro que algún día dará nombre a algún epígrafe del DSM-IV, en esa contínua búsqueda de alejarse de quien era y reinventarse incluso físicamente.

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En los últimos Jackson no era ni la sombra de lo que un día fue, ni como artista ni como persona. Llegó a convertirse en un personaje que sobrepasaba lo excéntrico, casi patético, deshauciado, obligado a vender y subastar su mítico rancho Neverland o su legendario guante de brillantes. Se anunciaba para los próximos meses una gira mundial, pero no ha podido ser. De todas formas os queda el consuelo de saber, todos los que leéis esto, que entre vosotros y él se cumplía esa inexorable ley que dicta que entre todos los seres humanos hay menos de 6 grados de separación (todo empezó ocn una coña sobre que todo el mundo estaba a 6 grados de separación de Kevin Bacon...).

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La hija de un compañero de despacho pasó hace años una semana en el rancho de Jackson. Tú, querido lector-yo-compañero-hija-Michael... 5 grados.

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Lo que más pena me da de Michael Jackson es que llegó un punto en su vida que uno pensaba que todo iba ya cuesta abajo. Además daba la impresión de ser una de esas personas para quienes envejecer no podía ser más que una condena, pero además ha vivido lo suficiente como para tampoco poder hacer buena la frase de "vive deprisa, muere joven y deja un bonito cadáver"... y sobre esto último, en fin, la cosa va por barrios (y acaba de irse al otro), pero su aspecto físico creo que en los últimos tiempos era cada vez más lamentable, debido además de a las indescriptibles pintas con que se le veía al deterioro de la edad y las afecciones que padecía, como el vitíligo, razón siempre esgrimida para explicar su blanqueamiento. Encima logró ser totalmente blanco justo ahora que Obama es presidente y se pone de moda lo negro.

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Hasta cierto punto pueden ser dos caras de la misma moneda, Farrah y Michael. Lo fueron todo en su día y en los últimos tiempos habían pasado a ser "celebrities" de segunda fila, Michael se ha sentido perseguido, menospreciado y ridiculizado, marchándose súbitamente y casi al mismo tiempo la ex-angel de Charlie se despide entre un último gesto de amor. Y es que al final los polos sobre los que gira nuestra vida se sustentan en eso, en el amor y en la muerte.

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Solo deseo que ambos descansen en paz.