Se llaman "flash mob", y vendría a ser una versión colectiva, repentina y sobre todo organizada a través de móviles e Internet de los "happenings" de toda la vida.
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La última ha sido este lunes por la tarde en la madrileña estación de Atocha. La cosa consistía en quedarse estático al toque de silbato durante cinco minutos, pasados los cuales sonaba de nuevo el silbato y la gente convocada volvía a moverse continuando como si nada hubiera pasado.
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Durante cinco minutos hubo en Atocha un bosque de jóvenes (mayoritariamente) detenidos en las posturas más inverosímiles: señalando algo, a medio abrazarse, enganchados con un paraguas a una bicicleta cargada de enseres... y pasados cinco minutos volvieron todos a la "vida", pero en lugar de seguir su camino como si nada (que creo que tiene más gracia) rompieron en aplausos y risas. Se ve que son más dados a la celebración y los festejos, con lo que harían exclamar al señor PTinto "ah, pues va a ser mandinga".
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No es la primera vez que algo así sucede, ya hubo un "flash mob" de la misma naturaleza en la estación Grand Central de Nueva York, pero bueno, la juventud es lo que tiene, que es caprichosa e impredecible.
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Un servicio más de "QUÍSPARATE".
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