15.4.08

Lecciones espirituales para los no tan jóvenes samuráis: Cupido y la arquería zen


Imágen: Yukio Mishima encarnando el martirio de San Sebastián.
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No deberíais dejar pasar más tiempo sin añadir a vuestro lector de blogs favorito el del genial Goliadkin "LECCIONES ESPIRITUALES PARA LOS NO TAN JÓVENES SAMURÁIS", de donde extraigo esta entrada absolutamente demoledora, de una belleza y un lirismo tan excepcional como natural y fluído, tan asumible por cada uno de nosotros como desolador y ejemplificador de los páramos interiores que nos asolan y nos desolan... apenas un leve rayo de esperanza se vislumbra entre las flechas, pero es suficiente para mantener viva la llama que arde en nuestro pecho y que en el fondo sólo busca una deidad apropiada ante quien rendir culto. Sin más preámbulos:
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Dedicado a nuestra amiga Bitter Conch, por unas sabias palabras que colgó en la red y que hoy le he escuchado decir en persona.
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A veces uno se encuentra en ese estado en el que ve proyectada su miseria en todos los que le rodean, en el que todas las conversaciones hablan, sin saberlo, de uno, en el que le resultan no ajenas esas estúpidas letras pop que hablan de amor. Supongo que es lo que Gil de Biedma definió a la perfección en Pandémica y celeste parafraseando a Baudelaire:
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Imagínate ahora que tú y yo
muy tarde ya en la noche
hablemos hombre a hombre, finalmente.
Imagínatelo,
en una de esas noches memorables
de rara comunión, con la botella
medio vacía, los ceniceros sucios,
y después de agotado el tema de la vida.
Que te voy a enseñar un corazón,
un corazón infiel,
desnudo de cintura para abajo,
hipócrita lector -mon semblable, -mon frère!
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Así he llegado a la súbita comprensión de la causa de los males de amor: Cupido es un pésimo practicante de Kyudo. En el camino del arco se dice que "la flecha conoce su camino". Cuando tu espíritu interior es el adecuado la flecha da en el blanco. No se apunta, se dispara.
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También he comprendido que tanto da una flecha de oro (amor) que una flecha de plomo (indiferencia) cuando el espíritu no es el correcto, cuando no eres uno con el arco. Equivocadamente, quizá fuera subsanar esta dualidad el origen del afán de los alquimistas por transformar el plomo en oro.
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Los practicantes de kyudo disparan a una diana que está a no más de un par de metros de distancia. Han de entender que la diana es el camino, han de aprender lo que significan las Ítacas.
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Yo puedo contaros como experiencia personal que resulta terriblemente enojoso abotonarse el traje con todas estas flechas clavadas en el pecho. Y no me dejan abrazar a las personas que quiero, me da miedo vaciarles las cuencas con sus plumas de cisne, me hacen dormir boca arriba, me estorban conduciendo, hablan por las noches las puntas entre ellas sin dejarme conciliar mi torpe sueño prendido y apagado.
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No veo otra solución a este problema que extender los brazos, mostrar el corazón, abrir las manos, con los ojos cerrados sin importar si de oro o si de plomo. Cuanto menos me hacen compañía. Cuanto menos se molestan en dormir conmigo y no me han puesto nunca problemas de agenda.

6 comentarios:

sushi de anguila dijo...

Segundo post después del mío dedcado a Goliadkin, y los que te rondaré morena...como dije en su día..."El desembarco en el universo de los blogs de un apabullante genio"...este tío, si se pone, jubila a Vila-Matas (perdona por la herejía, MAHN)

Antonio Rentero dijo...

Dadas tu demostradamente infalibles dotes proféticas... dime 6 números del 1 al 49, los primeros que se te ocurran (mejor si es antes del jueves por la tarde) :-)

sushi de anguila dijo...

jajajajajaja...touché!!! Ni que yo fuera Anthony Blake con su numerito de la lotería de Navidad y la caja fuerte...

Athena dijo...

Voy a ser puñetera: no es San Esteban, es San Sebastián, supuesto patrón de los gays por aquello de lo fálico de las flechas (aunque al final murió de una paliza el pobre).
A San Esteban lo mataron a pedradas (dilapidar, por quedar más fino, pero de fino no tiene nada).

Antonio Rentero dijo...

Gracias mil por la correción, querida Athena... si ya sé que es San Sebastián (vamos, es lo que tuve que poner en Google Images para encontrar la foto, jejeje) pero a mitad de subir la entrada miré el correo, me llegó uno de un amigo que se llama Esteban, lo leí, seguí subiendo la entrada y se me hizo el pene un embrollo.

Athena dijo...

Si ya me extrañaba a mí...
De nada y a mandar ;)