Con escasos días de diferencia los que hemos crecido alimentados no solo por la Cultura, así, con mayúsculas, sino que además hemos saboreado las delicias de la llamada subcultura, hemos visto como se marchaban dos puntales esenciales de esas soterradas corrientes artísticas que tanto han servido como esparcimiento popular de generaciones.
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Me refiero a
Forrest J. Ackerman y
Bettie Page.
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El primero es hasta cierto punto conocido de una selecta minoría por haber inventado la etiqueta "sci-fi" para denominar la ciencia ficción y por poseer una de las primeras y más grandes y asombrosas coleciones de la denominada "memorabilia", todo lo relacionado con el cine, la literatura, y el comic fantástico, de terror y de ciencia ficción. En su
Ackermansion se reunían carteles y folletos de películas, cintas originales, rollos de celulóide, revistas y publicaciones desaparecidas hace décadas, miniaturas, maquetas y modelos, vestuario y atrezzo usado en clásicos del Séptimo Arte ("Metropolis", "King Kong", "Planeta Prohibido"...).
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Fundó la revista "
Famous Monsters of Filmland", que conoció una reedición española que avivo mi imaginaicón de tierno infante merced a "Monsters", primero ocn la mítica Editorial Vértice y posteriormente publicada por Garbo, mes tras mes me transportaba al territorio fabuloso de las películas de la Universal ("Drácula" con Bela Lugosi, "Frankenstein" y "La Momia" con Boris Karloff), la Hammer (con la revisitación de esos mismos títulos y otros más de la mano del maravilloso tándem formado por los impecables Peter Cushing y Christopher Lee), los seriales americanos de mediados del S. XX... creo que mi amor por el cine tuvo su orígen en la lectura de esas reseñas sobre películas que curiosamente llevaban algunas ya décadas acumulando polvo en algún sitio esperando el revival de las antiguas producciones de terror que más tarde llegaría.
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También es posible que tras la admiración por Forrest J. Ackerman y su Ackermansion estuviera el embrión de mi hoy cuasi inabarcable colección de comics (más de treintamil), libros y peliculas del género fantacientífico y aledaños (varios miles) y por supuesto, figuritas, maquetas, modelos y algún que otro cartel original de cine con unas cuantas décadas a sus espaldas.
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Es posible que alguien como Ackerman haya contribuído a generar a lo largo de sus 92 años de vida una apariencia de respetabilidad sobre lo que aún hoy día continúa siendo considerado como un género menor, inferior, de ahí la etiqueta "subcultura". No sé si habrá mucha gente en España que conociera previamente la figura de este entusiasta de los géneros probablemente más divertidos y entrañables del cine y la literatura, quizá no tan elevados para el espíritu pero siempre proporcionadores de momentos de bienestar intelectual. En USA, y evidentemente en el mundillo de aficionados a estos temas, se le tenía considerado como una figura casi paternal, se le tenía un cariño reverencial que él mismo propiciaba
oficiando como anfitrión a todo aquel que alguna vez pasaba por su casa de Los Angeles, guiándolos con la proximidad que le daba sl apodo que se ganó de "Tío Forry" a lo largo y ancho de una Ackermansion de casi 20 habitaciones donde se exhibían más de 300.000 (trescientos mil, no sobran ceros) objetos.
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Contribuyó además a la promoción del género fantacientífico a través de las diversas publicaciones del género que a lo largo de toda su vida editó y ayudó al desarrollo de las carreras de gente como Ray Harryhausen (artífice de los efectos especiales de películas como "Jason y los argonautas"), L. Ron Hubbard (que antes de crear la Iglesia de la Cienciología tuvo tiempo para ser un escritor de éxito en el género sci-fi) o el incalificable Ed Wood jr. considerado por crítica y público "el peor director de la Historia del Cine".
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Otros creadores de mayor fama y renombre, como Steven Speleberg, George Lucas, Stephen King, Peter Jackson, Tim Burton... han reconocido en diversas ocasiones la influencia que en sus careras ha ejercido la figura divulgadora y conservacionista de las piezas provenientes del cine clásico de Ackerman, contando a todos quienes tuvieron la suerte de acercarse a visitarlo memorables historias sobre esa Época Dorada del arte literario y cinematográfico en la que el terror, la fantasía y la ciencia ficción llenaban los sueños de millones de fans, hasta lelgar a nuestros días.
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Y también en estos días nos ha dejado a los 85 años Bettie Page, modelo de fugaz carrera (5 años) que sentó en plenos años 50 las bases de los que ya para siempre habría que ser una pin-up mezcla de
picardía inocente y chispeante, por un lado, y
morboso fetichismo por otro.
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Un avispado fotógrafo, Irwin Klaw, llegó a su vida en medio de una incipiente y poco exitosa carrera como modelo fotográfica e fotos glamourosas en las que ya empezaba a destacar por su actitud desinhibida, y le propuso rodar pequeños cortos y fotografías de inspiración fetichista que se enviaban por correo, y alcanzaron un éxito ráudo e imparable. Page alternaba el papel de sumisa y el de dominatrix con tanta naturalidad como efectividad resultando igualmente creíble cuando era azotada como cuando era ella la que doblegaba la voluntad de alguna modelo que le acompañaba en la puesta en escena.
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La madre de Bettie Page,que era peluquera, puee ser la "culpable" de uno de los símbolos ya universales del "look Page", ese flequillo tan personal que enmarcaba una cara por lo demás ciertamente bella y con expresión que variaba entre la sonrisa desenfadada y la sorpresa casi ofendida ante las perrerías (
bondage, sumisión...) que escenificaba en sus poses, un look que nunca ha terminado de desaparecer del todo y que puede encontarse incluso en nuestra pequeña pantalla (por ejemplo, la guapísima y explosiva
Pilar Rubio).
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Bettie Page se retiró pronto, justo cuando su éxito comenzaba a ser arrollador permitiéndole incluso aparecer en programas de TV yalguna pequeña producción de Broadway. El delicioso epílogo a su legado lo constituye la deliciosa colección de fotografías que le realizó la ex modelo Bunny Yeager en una zona que actualmente es parque natural en las proximidades de Boca Ratón (Florida).
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Bettie Page estaba quizá en
su momento más esplendoroso y Yeager supo encontrar una orientación tan sensual como
exótica, tan atrevida como exquisita, y las fotografías de esas sesiones constituyen un deleite para todos quienes apreciamos la belleza femenina. ALlunas de esas fotos terminaron ante Hugh Heffner, "alma mater" de Playboy, y consiguieron que fuera
Playmate del Mes en enero de 1955 "vestida" unicamente con un gorrito de Papa Noel.
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Muchos se han preguntado qué había en Bettie Page para que durante décadas su icono haya permanecido atrayendo a tantos, influyendo a tantos. Ilustradores como Dave Stevens en el comic "
Rocketeer" se inspiraba
claramente en ella, y cuando se realizó la adaptación cinematográfica, la preciosa
Jeniffer Connelly no dejaba de
aparentar ser una nueva Bettie Page. Yo creo que la respuesta hay que buscarla en la mezcla única entre su atractivo físico y la versatilidad de sus expresiones, capaz era de mirarnos con un mohín de asombro ante la situación en la que la fotografía del momento la obligaba a verse envuelta... como de sonreirnos con desparpajo, con una frescura y una simpatía que desarman.
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Bettie desapareció de la vida pública al casarse y pasar a convertirse en una fiel seguidora de la Iglesia Baptista. Posteriormente se divorciaría y eso pasaría a convertirse en un obstáculo en su interés por ir a África como misionera. En su lugar se dedicó a recorrer diversas localidades de Estados Unidos impartiendo cursos cristianos, permaneciendo en el anonimato y ajena por por completo a la veneración que suscitó en círculos cada vez más amplios del mundillo subcultural pop.
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Una de las últimas fotografías que se conocen de ella nos la muestran aún bella y con cierta serenidad, aunque hacía unos años se le diagnosticó una esquizofrenia. Finalmente fue un ataque al corazón, con posteriores complicaciones, la causa de su desaparición física, aunque deja incontables testimonios de la admiración que generaciones le han rendidoy le seguirán rindiendo, tanto en forma de películas (incluso hay un biopic sobre ella, protagonizado por
Gretchen Mol, que logró una
más que atinada encarnación de la modelo) como de homenajes estéticos. Bettie Page, de alguna manera, consiguió encarnar un determinado modelo de atracción que continúa vigente desde un punto de vista estético y que perdurará mientras haya una mujer capaz de sonreir de una manera hipnótica que mezcle en su picardía inocencia y morbo.
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