Muere el Presidente Leopoldo Calvo Sotelo

Le llamaban "La Esfinge" por su seriedad, sobriedad y por ser tan parco en palabras como en sonrisas. Fue el Presidente del Gobierno de la España democrática de mandato más breve, apenas año y medio entre la dimisión de Suárez en 1981 y los eventos del 23-F y la victoria histórica del PSOE de Felipe González en octubre de 1982.

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Ha muerto hoy en Madrid a los 82 años y nos deja un poco huérfanos a los españoles pues su labor, aunque breve, no fue por ello menos importante y contribuyó con su mesura y equilibrio a que la Transición resultase un éxito, tanto en el desmontaje del aparato franquista como en el desarrollo y sucesión de los primeros Gobiernos democráticos de UCD como en la primera alternancia con el PSOE, sentando las bases de una convivencia pacífica, con respeto y libertad, en esa nueva España que parece necesitar contínuas refundaciones.

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En concreto su entrega y gravedad de carácter resultaron especialmente adecuadas para la confusa y complicada etapa que le tocó lidiar, posiblemente la más complicada de nuestra Historia moderna, al tener que afrontar la debacle de un partido en el Gobierno moderado (UCD) que hacía aguas por mil sitios, ocupando el cargo de un Presidente del Gobierno recién dimitido (Suárez), rodeado de intentonas golpistas (Operación Galaxia, el 23-F) y con la sombra de un inminente cambio de orientación política nacional ante la anunciada victoria de un socialismo que a muchos aún les inquietaba.

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Supo reconducir pacíficamente y sin excesivos sobresaltos aquel berenjenal y su papel terminó siendo decisivo en el tejido de esa complicada bandera en la que muchos hoy se envuelven, la Transición, que nos trajo una España auténticamente libre.

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Tras la alegría de la celebración tan reciente del Bicentenario del 2 de Mayo un jarro de agua fría es lo que supone sólo un día después la pérdida de la figura de Calvo Sotelo. Gracias, Presidente, y descanse en paz.