Los señores oscuros

Acabo de estar a punto de presenciar una muerte tan estupida como absurda.

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Vengo de ver el estreno de "El caballero oscuro", la ultima entrega de las aventuras de Batman, convertido esta vez mas en un detective (lo que es en el fondo) que en un justiciero (en lo que lo han convertido a veces). Una pelicula que contiene una interesante y lucida reflexion sobre el sentido de la violencia, sobre la violencia sin sentido y sobre la jsutificacion de la dualidad bien/mal. Y no podia sucerder otra cosa que toparme de frente con la traslacion a la realidad tangible de ese discurso.

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Los automoviles se detenian todos en su semaforo en rojo pero el no, seguia tranquilamente, sonriente, con esa confianza cheli que da la escuela de la calle, a su puta bola, y yo que con la moto siempre salgo antes de los semaforos que los coches he aflojado la marcha para que el siguiera su trayectoria por delante de mi, como el que deja pasar un gato negro por delante aunque traiga mala suerte, porque tratar de esquivarlo igual te lleva a la cuneta.

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A pesar de ir en bicicleta se empeñaba en continuar por el carril de la izquierda, de los tres que hay, y yo me he situado en el de la derecha y me he parado ante mi semaforo en rojo mientras veia por el rabillo del ojo que seguia su marcha, indiferente a todo, sonriendo con el aire de superioridad de quien sabe que nadie le va a decir nunca nada por miedo a enfrentarse con alguien potencialmente peligroso.

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Y entonces todo ha ocurrido en uno de esos instantes eternos que a pesar de durar solamente un segundo adquieren una condicion de fluir denso del tiempo, tienes la sensacion de que es real lo de las peliculas, que te muestran en camara lenta algo que parece desarrollarse a lo largo de segundos y segundos y segundos cuando quiza en realidad el cronometrador oficial diria que ha sido solo un par de segundos, y de los cortos.

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Por mi derecha, quiza algo mas veloz de lo que deberia, pero desde luego con todo su semaforo en verde y sin un solo coche en el cruce, solo mi moto parada desde hacia tiempo en el semaforo, una berlina gris plata veia como en su trayectoria se interponia el ciclista quinqui, con toda la tranquilidad del mundo, despreciando no ya su propia vida sino la de quienes le rodean.

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Notaba como mis ojos, como en un partido de tenis, se dirigian alternativamente al ciclista y al coche y calculaba interiormente la distancia, la trayectoria, el punto de interseccion... y en mi mente empezaba a dibujarse la imagen del vehiculo, sin tiempo ni de reaccionar ni de frenar, impactando contra el ciclista que se le cruzaba sin remedio, aplastando la bicicleta dejandola hecha un amasijo de hierros irreconocible, mientras un guiñapo de pantalones vaqueros raidos, camiseta amarilla, melena negra grasienta y barba que enmarca unos dientes roidos por la droga se estrellaba contra el parabrisas, salpicaba de sesos y sangre la carroceria y terminaba a 20 metros despues de rodar por el asfalto dejandose el pellejo por media docena de carriles.

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Pero afortunadamente no ha pasado nada de eso.

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En el ultimo segundo el coche ha esquivado por milimetros (no ha dado tiempo ni a esbozar un amago de frenazo) al ciclista, que solo cuando el coche le estaba pasando por delante ha dado un golpe de manillar tan leve que ni ha variado su trayectoria.

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El vehiculo ha continuado su marcha, imagino que mientras el conductor se cagaba en to lo que se menea y daba gracias a Dios por contarlo. El ciclista ha seguido como si nada, por su carril de la izquierda, cruzando el puente de la FICA.

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Nuestro semaforo se ha puesto en verde y hemos emprendido la marcha. El ciclista, sin encomendarse ni a Dios ni al Diablo ha cruzado lateralmente los cuatro carriles de la avenida. He avanzado con la moto hasta colocarme en paralelo y me he dirigido a el en el tono mas neutro que he encontrado.

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-Supongo que eres consciente de que acabas de nacer.

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-Si, jejeje, menos mal que tengo buenos frenos.

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Su risa socarrona, su desprecio irrecuperable hacia su propia vida y hacia la de los demas, y su indiferencia bravucona ante lo que habia estado a punto de pasar me han hecho reconocer la maldad sin razon ni causa que se veia expuesta poco antes en la pelicula que acababa de ver. Eso me ha enojado tremendamente. He visto el coche tratar de esquivarle, perder el control, estrellarse contra las cercanas palmeras, incluso por la cercania podria haber salido lanzado contra la endeble valla del rio y haber acabado ahi abajo. ¿Iba solo el conductor? ¿le acompañaba su familia? ¿niños pequeños, tal vez?

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-Te juro que si el coche te lleva por delante me bajo de la moto y te escupo. La gente se juega la vida con gilipollas como tu sueltos, imbecil.

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Eso ha sido hace un par de horas. Aun me dura el cabreo. Lo que me pregunto es ¿que sentira el conductor? Pensara que ha estado a punto de matarse o de matar a un hombre. ¿Quien valora ese daño? ¿quien valora el mal que se ha causado? ¿quien detiene a esos señores oscuros que nos rodean con su maldad?