Comer en el Vides es siempre una satisfacción para el paladar, aunque a veces las arterias protesten.
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Pero en esta ocasión no ha sido asi y otra parte del cuerpo ha entrado en acción... los lacrimales. Porque la deliciosa tortilla de patatas del gran Vides (obsérvese el grosor de la misma) hacía que saltaran lagrimicas de emoción de los ojillos de los Consejeros Satanásicos Prández y Docemonos.
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¿Qué estarían comiendo los ricos?
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