Impresionante documento.
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Los de "Callejeros" se han adentrado en esta peculiar barriada cartagenera y han recogido un testimonio vivo de sus gentes, su vida, su realidad.
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"Aquí habemos gente mala y buena. Yo buena... aunque muy hijadeputa, pero bueno, eso da igual", reconoce una habitante de la zona.
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"Mira, la moto va sin llaves" / "¿Es robada?" / "No, de alquiler" / "¿Y la matrícula?" / "No, la matrícula es de alquiler también", aclara un jóven.
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"¿Que porqué estuve en la cárcel? Por nada, por el morro" explica la dueña de un bar.
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"¡Vámos, Nacho Vidal!", animan al caballo que monta a la yegua.
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"Soy Pachón, hijo de Dios Todopoderoso, y soy Jesús, Rey de España", admite un vecino de la barriada, que al salir de casa se deja la llave dentro, le pide una tarjeta de crédito al reportero y con ella abre la puerta y retorna a la seguridad de su hogar.
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"¿30 euros? Pero si esto es de eso de los moros", argumenta contrariado un inmigrante marroquí a un compatriota que trata de venderle un pequeño piano electrónico.
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"Este es el jamón que fumamos en el barrio", reconoce un muchacho que sostiene un pedazo de palmo de costo pakistaní.
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"Ya están comiendo de todo, luego abren el culo y lo cagarán todo", pronostica la abuela gitana que ha preparado el convite del bautizo.
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"Que en Lo Campano somos personas, no sómos indígenas", sonríe un jóven ya no tan jóven.
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Casas cayendose a cachos; bancos en la calle hechos con bloques de hormigón de obra con un tablón encima; gallos de pelea ("El Pupa" vs. "El Exterminador") que entrenan en una cinta de correr; pintadas de "Lo Campano City, ciudad sin ley"; pantallas planas LCD hasta en el dormitorio de la niña; negocios de compra-venta de caballo... de los de verdad, de los equinos semovientes de cola, crin, coz y relincho; una docena de cuchillos encajados entre la pared y el tapajuntas de una puerta; una nevera vacía a excepción de un bote de azafrán y otro de pimienta; el encargado de un bar se peina su larga y oscura cabellera con el peine que guarda en el bolsillo de atrás del pantalón, junto a la cazuela donde prepara cocido con "armóndigas, costillejas y cosas de esas"; los dueños de un bar, aunque tienen su casa justo enfrente del mismo, duermen en una cama situada al lado de la barra para poder oir por la noche los ruídos de los animales que tienen en el corral anejo al bar.
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"Cuando tomas drogas todos te abandonan, tus amigos te abandonan, tus hijos te abandonan, tu mujer te abandona... el único que te espera con los brazos abiertos es Dios", proclama un gitano reconvertido, recuperado, en la Iglesia Evangélica de Philadelphia donde se reúnen muchos vecinos del barrio para alabar a Dios y cantar aleluyas.
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Lo Campano es así.
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4 comentarios:
Es sin duda. un reportaje maravilloso. Me encantó!
es muy fuerte que digais que es un reportaje maravilloso, ¿acaso os habeis olvidado de la manipulación televisiva?. Los reporteros les decian lo que tenían que hacer en varias ocasiones. Me rio de la gente que se cree todo lo que vé. Contrastar ese video con otro que hay en el youtube que se titula: "la otra cara de lo campano" y a partir de ver dos realidades ya podeis opinar de Lo Campano. NO NOS DEJEMOS LLEVAR POR TODO LO QUE DICEN LOS MEDIOS!!!!! HAY QUE LLEGAR SIEMPRE MÁS ALLÁ...
Yo soy de alli y somos los mejores viva lo campano...
oleee nosotros los mejoressss lo campano vivannnnnnnn.
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