Setecientos kilómetros de ruta motera en solitario por el interior del Levante y el Maestrazgo.
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Curvas y paisajes, construcciones del pasado, algunas desmoronadas, inútiles todas como no sea para quedar inmortalizadas en fotografías que se recrean en texturas vetustas y decrepitud rodeada de vegetación que reclama su dominio.
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Soledad en el camino, no existen las horas, solo el asfalto.
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