Ni un helicóptero podría haberse manejado con más soltura que tres bravos Satanásicos del Segura en su devenir rutero-motero-gastronómico-cinematográfico por las Tierras Sokráticas almerienses.
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Con la excusa del Rolling Roadshow del Alamo Drafthouse que proyectaría "La muerte tenía un precio" en la localización de Los Albaricoques donde Sergio Leone rodó el impactante duelo final de dicho film, el CS Prández, el CS Docemonos y el cs Soki se pertrecharon como bizarros habitantes del Far-West y a lomos de sus briosos corceles emprendieron rumbo a los agrestes paisajes de Almería, deleitándose con carretericas singulares, paisajes inolvidables, curvas de las de llegar a pasar mucho miedo, tramos en obras que no constituyeron óbice, obstáculo, cortapisa o valladar a nuestra inexorable marcha.
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Decenas de "bichas" enroscadas calentándose en medio del asfalto, inquietantes avisos a navegantes y hierbarecolectores, comida en Vélez-Rubio, hogar de los ancestros del Renterillo por la parte Egea, donde en un restaurante de exquisita decoración nos apretamos unas aceitunas que de tan gordas casi no cabían en la boca, unos tomaticos Raf con un bonito tan delicioso que en realidad era precioso, y una cecina con queso de vaca de saltarse las lágrimas, afueraparte de las consabidas costillicas de bicho muerto, y a continuación y sin más miramientos, hora de "LIJAR" por la carretera rumbo al lugar de proyección cinéfila.
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Guiado el grupo alternativamente por el Caballero Osmótico y por el KaunseLord, con el Rentero detrás a lomos de la Vampirella (más sanguijuela que nunca con el aceite) haciendo lo que puede la pobre, subimos al alto de la Vírgen de poco más de 1.000 m., marco incomparable (como no) de impresionantes vistas, embriagadoras curvas, sobrecogedora soledad y silencio solo roto por el Leo Vince sokrático, distinguible en la distancia por el fino oído de Javi.
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Acariciando ya el sol las lejanas lomas del horizonte (¡qué bonito!) llegamos al lugar de destino no sin antes cumplimentar una última aventura a base de abandonar el asfalto cruzando entre invernaderos y culminando el recorrido atravesando lo que impropiamente podría llamarse "camino de cabras" si ello no supusiera ofender a tan gratas vías pecuarias, donde a lomos de su Vampirella el CS Docemonos, divisando al intrépido CS Prández a lomos de su Velociraptor sortear los obstáculos orográficos no podía sino preguntarse retóricamente entre carcajadas "Javi ¿pa qué quieres una Gelander?".
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A falta de la parte cinematográfica, el componente motero del evento satanásico del Ier Films & Wheels puede darse por finalizado con abrumador éxito.
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Cortesía de "SATANASES DEL SEGURA".
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