La idea inicial era tapar un tattoo tribal en el homoplato izquierdo... pero las rosas trepadoras es lo que tienen, que empiezan a crecer y no hay quien las pare.
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De momento Cristina tiene su tatuaje en este estadio, cuando pase el verano ira a la siguiente fase, a rellenar de color ese trazo tan hipnotico como bello. Hemos bromeado con que esto no va a parar ahi, que poco a poco es posible que el rosal diga de seguir extendiendose por su anatomia en apariencia fragil y delicada, llenando su piel de petalos y espinas. Seguiremos informando.
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