La nueva Ministra de Sanidad va a conseguir acabar con las listas de espera.
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Y con los enfermos. Y con las enfermedades.
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Todos estaremos muy sanos y muy contentos y muy felices cuando el Ministerio encargado de la salud pública pase a depender de una mujer preparada, de amplios conocimientos médicos y sanitarios y sobre todo ferviente defensora de las nuevas energías.
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En concreto las que emanan de las pulseras con hologramas, de probado éxito en el tratamiento de los más variados achaques. Este relevo en los altos cargos gubernamentales, por el mismo precio, supondrá con toda certeza un alivio para las mermadas arcas del presupuesto del Estado, pues la primera decisión será dotar a cada español de una de estas pulseras holográficas que porta con convicción la nueva Ministra de Sanidad.
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Es de suponer que cesarán de inmediato todos los procesos que merman la salud de los españoles y teniendo en cuenta que cada una de estas pulseras cuesta en torno a 20 €, y dando por supuesto que comprando una cantidad elevada ("póngame 45 millones de estas del holograma") se hará un importante descuento, pongamos que se las dejan a 10 € me salen 450 millones de euros puestas en casa ("me las traerá usted a casa después de tantas como le compro, ¿no?").
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El presupuesto para el año próximo del Ministerio de Sanidad es de casi 2.600 millones de euros... con las pulsericas nos sobran más de 2.000 millones que podemos destinar a otros fines ya secundarios.
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A viajes a Lourdes y Fátima, por ejemplo.
4 comentarios:
Presten atención al próximo acontecimiento, ojito: "Ministra de Sanidad e Igualdad", dos materias relacionadas claramente, incluso en la rima.
Ministra bicéfala (como se dice desde Belloch), pues, así que no sé si logo a dos colores ahora (fondo amarillo y morado) o será de uno u otro...
Por cierto ¿Qué hay que hacer para conseguir la pulsera?
Si es que decir el médico o la médica era del ministerio de igual-da, por eso los han querido juntar y de paso ya hemos unido el de política social y así todo rima genial.
Leire siempre ha sido una chica JASP y al final de ejercer tanto de portavoz y defender lo indefendible en algún sitio la había que colocar.
Todo esto nos pasa por creer que ya no nos podía pasar nada peor.
Tranquilo, que todavía nos pueden hacer lo de Claígula con su anillo... y que encima se ponga a llover mientras desenterramos a un muerto, como en el Jovencito Frankenstein...
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